Translate

30/12/13

Salar de Uyuni y Ruta Sud Lipez: Lo más duro, lo más espectacular

El Salar de Uyuni y la ruta Sud Lipez son probablemente los dos hitos para cicloturismo mas legendarios de Bolivia, y hasta diría de Sudamérica. Habiendo leído millones de notas periodísticas acerca del lugar y siendo advertido de su belleza y rusticidad por todos los ciclistas que lo hayan visitado, estaba listo para emprender el viaje. Al llegar al pueblo de Uyuni descansamos una noche y terminamos de comprar lo que nos hacia falta para tamaño desafío. Acá les va el día a día de la pasada por El Salar de Uyuni y Sud Lipez.



Día 1. Uyuni – Colchani – Hotel de Sal


Luego de dormir una noche en el pueblo de Uyuni en lo de nuestros amigos del hostal Ciel D’Uyuni, salimos a comprar las ultimas provisiones antes de zambullirnos en el Salar. Imprimimos nuestra guía (la cual hemos actualizado y publicaremos en breve) y salimos rumbo a Colchani, un pueblo cercano que es la base de salida hacia el Salar y que esta ubicado a 23 km de Uyuni por camino de ripio. Se esta construyendo un camino nuevo en este momento, por lo cual si aprovechas parte del mismo, se hace mucho menos engorroso que por el camino principal que se desgasta por el paso diario y constante de las camionetas 4 x 4 que hacen el tour del Salar y Las lagunas.
Llegamos a Colchani, nos tomamos los tradicionales mates del mediodía, y nos subimos a las bicis para hacer los primeros 7 km hasta el Hotel de Sal, primer icono del Salar. Decidimos disfrutar la tarde, hacer fotografía, y a descansar temprano porque cuando cae la noche es mejor ya estar haciendo combustión de las calorías dentro de la bolsa de dormir.

Día 2. Hotel de Sal – Isla Incahuasi (62km)


Fuimos advertidos por los locales que las primeras camionetas llegarían a las 8 am, por lo que teníamos tiempo de sobra para despertarnos, desayunar, y levantar campamento. Cerca de las 6 am, llego la primera y cambio rotundamente nuestros planes. Salimos a saludar, tanteamos el tema, y al parecer nuestra presencia no molestaba en absoluto. En realidad todo lo contrario, al ver las bicicletas, la gente preguntaba por la travesía y terminábamos saliendo en múltiples sesiones fotográficas. Con cara de sueno nos preparamos la tradicional Avena, que en este caso aderezamos con frutos secos y chocolate, una bomba de calorías solamente apta para ciclistas. Aprovechando el temprano amanecer, salimos rumbo a la Isla Incahuasi, disfrutando de la experiencia única e inigualable que es pedalear sobre un salar. Pareciera que uno viene viajando sobre nieve, adivinando el camino, y sorprendiéndose cada tanto con hoyos llenos de agua cristalina bajo la densa superficie de Sal. Entre el equipamiento que se requiere, no pueden faltar las gafas, ya que el sol quema durísimo y el contraste con el blanco de la Sal puede ser letal para la visión.


En este tramo se aprovecha a hacer las fotos en perspectiva, aprovechando el infinito lienzo blanco que provee el Salar. La creatividad es todo, y no es raro encontrar otros viajeros en el mismo plan, haciendo boberías de a kilo para que la foto salga a la perfección. Un buen espacio para relajar la mente y tontear todo lo posible e imaginable.

La llegada a Isla Incahuasi es bastante interesante. En medio del Salar, sobre sale este mojon de piedra cubierto por cactus y vegetación del desierto, dando espacio a un Puerto de paso obligado en la travesia por el Salar. Se puede acampar donde uno guste en sus afueras, o bien por 30 pesos bolivianos, hay uno refugio especial para ciclistas donde hay colchones y abrigo para mayor comodidad. Lo mas importante de Isla Incahuasi es la posibilidad de cargar agua de manera constante, en especial para cocinar. Se debe tratar para tomarla, pero sigue siendo una gran ventaja.
Disfrutamos de unos buenos mates mirando el atardecer, y a descansar.

Día 3. Isla Incahuasi -  Tanil Vinto – Colcha – K – San Juan del Rosario

Temprano por la manana nos encontramos con unos compas ciclistas, Fred y Sophie, que venían viajando desde Estados Unidos en unas bicicletas recostadas llamadas “recumbent”. Con ellos emprendimos el camino hacia Tanil Vinto, primer poblado al salir del Salar de Uyuni.



Desde la Isla Incahuasi hasta Tanil Vinto hay 42km de un recorrido similar al del dia anterior, y un dia epsectacular hizo al escenario muy fácil para pedalear. Fuimos casi todo el camino intercambiando historias con Fred y Sophie, e hicimos las mismas paradas para comer, descansar y compartir. En Tanil Vinto, nos frenamos en la primer tienda a la izquierda sobre el camino, de una señora muy amable que nos permitió descansar el sol, y donde nos tomamos una Coca Cola Helada. El poblado ya entendió la constante afluencia de turistas, por lo que ya pueden verse pequeños hostales y proveedurías.
Al Salir de Tanil Vinto, nos subimos a un camino que todavía recorre un poco el Salar, pero ya esta cubierto de vegetación. Cruzando grupos de Vicuñas a nuestro paso, disfrutamos de una tarde espectacular. Al salir hacia la base militar de Colcha – K, ya se empezó a complicar el terreno, y nos daba una pequeña muestra de lo que nos esperaba. Ahí nos despedimos de nuestros amigos Franceses, y decidimos acelerar para llegar en el día a San Juan del Rosario, un pueblo a 26 km de donde estábamos. Seguimos la ruta, y con un viento tremendo de frente, llegamos cerca de las 20hs a San Juan. Allí encontramos una despensa donde comprar provisiones y luego pasamos por casa de Dona Caro, una Señora que estaba a cargo del Hospedaje San Juan, y que luego de consultarle si podíamos poner la carpa en su patio, nos invitó a quedarnos en una habitación, calentitos y disfrutando de dormir en una cama. Gracias Dona Caro!!!

Día 4. San Juan del Rosario – Chigüana -  Lecho del Rio (53km)




Arrancamos con un tradicional desayuno de Avena dulce, y salimos a comprar provisiones básicas y un poco de Carne de Llama, ya que el cuerpo ya nos lo estaba pidiendo. Con un recorrido victorioso y sin contratiempos, volvimos a la ruta camino a un refugio que nos marcaba la guía “Cycling Southwest Bolivia”. Entre caminos de tierra y llamas emprendimos nuestro recorrido, encontrándonos nuevamente con nuestros amigos de Francia que habíamos despedido el día anterior. En un puesto militar intermedio en Chigüana, frenamos a almorzar, y nos llevamos como obsequio algunos productos lácteos y verduras que nuestros compas no podían llevar con ellos, ya que ellos se desviarían hacia Chile ese día. Esos ítems nos ayudaron a hacer un delicioso Guiso de Carne de Llama, que nos dejó listos para la almohada, en un sitio espectacular en medio de la montaña, mirando a un lado el Salar y al otro lado el volcán Ollagüe.

Día 5. Lecho del Rio – Laguna Cañapa - Laguna Hedionda (47km)


 Un lugar increíble nos despidió por la mañana para ir hacia nuestro destino del día, la Laguna Hedionda. Con caminos cada vez más duros pero paisajes más radicales, pedaleamos lento y sostenido por cañadas, montañas, desierto y finalmente nos recibió la Laguna Cañapa donde hicimos la parada técnica para comer y descansar. La Laguna Cañapa fue la primer laguna en Altura de nuestro viaje, impactante por donde se la mire. En mi caso personal, fue donde vi los primeros flamencos del viaje, animal que yo solamente había visto en un zoológico. Un pájaro de un color rosa intenso que  contrasta con los colores de la laguna, los verdes de la vegetación que rodea la misma, y los colores de la tierra en las montañas. Seguimos sumando postales en nuestros recuerdos y cerramos un día espectacular en el Hotel del Desierto, donde Moises desde la empresa Senda Andina nos dio refugio por la noche. Cierre impecable para un día excelente.

Día 6. Laguna Hedionda – Hotel del Desierto (38km)




El día nos despertó con un Sol prendido fuego y la ruta lista para nosotros. El día más duro que hayamos tenido hasta el momento, nos tuvo todo el día caminando al lado de las bicis, haciendo cortos trayectos de pedaleo ya que el camino estaba completamente gastado por el paso de las 4 x 4, y por la erosión misma del viento y la arena. A mitad del día encontramos un pequeño refugio que nos permitió recargar pilas y descansar del sol para emprender camino hacia el Hotel del Desierto.
Al llegar al cartel que indica la entrada al Hotel del Desierto nos encontramos con Stefan y Melinda, una pareja de Suizos que venían pedaleando el camino con sus dos hijos Jael (4) y Leandro (2). Nos regaló un gran baño de modestia, ya que su esfuerzo era superior al nuestro y nosotros ya lo creíamos lo suficientemente duro. Fuimos juntos hacia el Hotel del Desierto, donde nos permitieron poner las carpas dentro de unas habitaciones que están siendo construidas, que sirvieron de reparo perfecto del viento, cosa no menor cuando la temperatura es de -15 grados centígrados por la noche. Cargamos agua de la vertiente que alimenta el hotel, preparamos la cena y a dormir!!!

Día 7. Hotel del Desierto – Árbol de Piedra (30 km)


Luego de una fría noche, despertamos y comenzamos a hacer nuestro desayuno. Probablemente motivados por la presencia de los niños, el encargado del hotel se acercó a invitarnos a desayunar. Engañado por la multiplicidad de sabores, comí un desayuno delicioso pero quizás no suficiente para el camino que nos esperaba. Al igual que el día anterior pero con un viento en contra bastante importante,  nos fue casi imposible pedalear el camino y nuevamente debimos caminar con nuestras bicicletas al lado. Llegamos en horas de la tarde a la zona de “Árbol de Piedra”, donde el Guardaparques Domingo nos indicó el mejor lugar donde armar la carpa para salir del viento que sopla bastante duro por la noche.  Luego de un día duro, una buena comilona del tradicional arroz con atún, y a dormir la mona.

Día 8. Árbol de Piedra – Laguna Colorada, zona de Huaylla Jara (29km)


Siempre te dicen que hace frio, pero no lo sabes hasta que te despertas y hay estalactitas de hielo cayendo del sobretecho de la carpa, eso es frio!!! Luego de las tradicionales fotos en Árbol de Piedra salimos rumbo a la Laguna Colorada en la misma dinámica que los días anteriores. Camino arenoso, sorteando por cual ir, múltiples vías en condiciones similares, y tratando de mantener la mente fuerte para no aflojar. Finalmente llegamos a la Laguna Colorada, donde nos ubicamos en el Sector de Huaylla Jara, una zona nueva que se está desarrollando a unos 10km de la entrada a la Reserva y alejado de la laguna para cuidarla de los residuos. Allí nuestro amigo de Roberto del Hospedaje Altiplano nos alojó junto a todos los que vienen en los tours en Camioneta. Un buen cierre para un día duro.
 Una sorpresa: Siempre podes encontrarte gente, pero encontrarte un Argentino en un refugio de Laguna Colorada, en bici, y que conoce a tus amigos, es mucha coincidencia!!! Andrés Barbagelata está recorriendo Sudamérica hace 7 años en una dinámica lenta, suave  y exploratoria. Amigo de mi amigo personal Rolo Bonamici, nos tomamos unos mates compartiendo historias y nos deseamos suerte para el resto del recorrido. Ojala nos encontremos más adelante. Desde acá todo el power para el resto del camino!!!

Día 9. Laguna Colorada – Unión de las rutas (15km)

Definitivamente un día clave en nuestro viaje. Luego de desayunar como bestias salimos a la ruta donde a las 9am ya estaba soplando un viento imposible. La resistencia para que el viento no te volteara hacia un lado, hacía que cuando se corte la ráfaga te caigas para el otro. Nos tocó seguir caminando como campeones y seguir manteniendo la mente fresca y firme, ya que el cansancio y la dureza del camino se estaban empezando a acumular en una mezcla letal. Nos indicaron un camino que suponía mejorar las condiciones, pero que al final nos terminó sacando  de la ruta. Al intentar regresar al camino original, pasamos largas horas paseando nuestras cargadas bicicletas por el ripio, cruzando cañones, hasta llegar  a uno de ellos cuya profundidad nos hizo desistir de pasar y no nos permitió seguir con el plan. Agotados física y mentalmente por el viento que no quería parar de soplar tuvimos que decidir sobre nuestra suerte. Como el Cañón no nos permitía cruzar al camino, debíamos volver a bajar todo lo subido para encontrar una zona más accesible para cruzar. Si seguíamos hacia arriba, el Cañón se hacía más profundo y solo un milagro nos permitiría cruzar. Sumado a esto los 4600 metros de altura no nos ayudaban para empujar las bicicletas por el ripio cuesta arriba. Cada bocanada de aire costaba más que la anterior y la frecuencia cardiaca parecía un motor pistoneando. Finalmente decidimos ir hacia abajo, muy a nuestro pesar y sabiendo que el día se nos había escapado. Encontramos donde acampar, cenamos y a descansar.

Día 10. Unión de las Rutas – Sol de Mañana - Laguna Chalviri (42km)


Con la mente y el cuerpo más frescos que el día anterior, comenzamos a subir lentamente por el camino hacia los Geysers, en la zona de Sol de Mañana, punto más alto del recorrido (4926msnm). El camino nos permitió pedalear, algo que aunque forzado por la subida y la altura, nos reconfortaba mucho. Llevábamos varios días luchando con el viento y el camino de arena, asique subirse a la bicicleta era casi un privilegio a esta altura. A llegar a los Geysers nos bajamos de la bici y aprovechamos para ver todo ese trabajo geotérmico a casi 5000msnm, el cual incluía piletas con barro y minerales hirviendo a cientos de grados centígrados. Tanto las fumarolas como los colores son un espectáculo para no perder.


Contentos con el avistamiento y listos para un poco de bajada y mejores temperaturas, seguimos viaje hacia la Laguna Chalviri, a 4400 msnm, donde un baño termal nos esperaba y nos venía haciendo bastante falta. Un poco pasado el mediodía ya habíamos llegado, y para nuestra fortuna, la pileta con aguas termales estaba lista y toda disponible para nosotros solos. Sin dudar demasiado fuimos derecho a la misma, relajando los desgastados cuerpos que ya acarrean módicos 10 días de todo este recorrido. Nos quedamos con el amigo Eusebio, del hostal EFAMES. El y su familia, han terminado este año un hostal donde recibían a gente de los tours en camioneta, y algún que otro ciclista en nuestras condiciones. Es un buen lugar para hacer un día de descanso, con baño termal incluido.

Día 11. Laguna Chalviri – Laguna Verde -  Hito Cajones (51 km)




Hora de cerrar este ciclo y seguir viaje, armamos las bicis y seguimos al sur. Nos quedaban unos 40 km hasta las Lagunas Blanca y Verde donde en teoría había una zona  con alojamientos y tiendas. Al llegar hicimos un poco de fotografía, y encaramos el cierre de esta etapa, con una felicidad que se nos salía del cuerpo. Habíamos terminado una etapa importante del viaje, y estábamos a tan solo 130 km de la frontera con nuestra tierra. Ya no están más habilitadas las despensas en Laguna Verde, sino que frente a la oficina de entrada al Parque hay un Hostal que vende algunas cosas muy básicas para alimentación y demás. Allí compramos lo último con nuestros últimos pesos bolivianos y salimos rumbo al puesto de migraciones, a tan solo 6km de la entrada a la Reserva. Armamos campamento en la casilla frente a migraciones y a descansar.

Día 12. Hito Cajones (frontera Bolivia/Chile) – Paso de Jama (frontera Chile/Argentina)



Luego de una de las noches más frías del viaje,  preparamos las cosas y nos decidimos a salir. En eso llega una camioneta que haría uso de la casilla donde frenamos para desayunar. Una pareja de Españoles,José Maria y Maravillas, se nos acercan para indagar sobre el viaje y terminamos compartiendo unos cafés y charlando a lo bobo por un buen rato. Nos obsequiaron una cantidad enorme de snacks para el camino, lo cual fue casi de un cuento de hadas, porque no nos quedaba ni un bollo de pan para llevar, y con seguridad deberíamos para a cocinar un poco codiciado pero llenador “arrocito con algo”. Hicimos 125 km hasta Jama, con algo de desnivel, pero que con pavimento y viento de cola se hizo más que llevadero. Llegamos a Jama con un nivel de felicidad que se nos salía el corazón por la boca, no hay palabras para describir nuestra felicidad al llegar a ese cartel que dice “BIENVENIDO A ARGENTINA”. Todavía quedan más de 5000 km para terminar el viaje, pero yo ya siento que llegué a casa.



26/12/13

Bolivia, desde la Isla del Sol hasta Uyuni

La vieja dupla

Llegando a la Isla del Sol

Al comenzar mi primer mañana en Bolivia, desayuné rápidamente y emprendí mi camino al Puerto, desde donde salen las lanchas a la Isla del Sol. La Isla tiene dos puntos neurálgicos de llegada y salida de pasajeros. En teoría, mi viejo compa de viaje, Mica Badal (Bicinator), me esperaba en una cueva en la zona oeste de la parte norte de la Isla. Sin comunicación y con ese solo dato, no tuve más alternativa que viajar a la Isla y emprender mi camino de búsqueda. La lancha estaba completa, y el 100% eran viajeros, generalmente mochileros que están haciendo la ruta Sudamericana. 

Un poco de data sobre las lanchas

Salen todas las mañanas a las 8am desde el mismo lugar y te las intentan vender con anticipación por el mismo precio que en el muelle, en las agencias de viajes ubicadas sobre la peatonal principal. El precio para viaje redondo es de 35 pesos bolivianos (5U$D) y sino podés comprar por 20 pesos la ida hasta la parte sur de la isla y por 25 la ida a la parte norte de la Isla. Para caminar de un lado al otro se requieren entre 3 y 5 horas dependiendo de tu ritmo, y en general se recomienda llegar a la parte norte y caminar hasta la parte sur. Entre medio hay restos arqueológicos y otras “atracciones” que deben pagarse por separado, por lo que se debe ir con unos pesos extras para pasar el día. La lancha te deja a las 10hs en la parte norte, y luego  te recoge a las 13.30hs por el mismo lugar o podés subirte en la parte sur a las 16hs. En caso de querer quedarte, hay múltiples opciones básicas de alojamiento y comida.

El encuentro

Llegando a la guarida

Llegué a las 10 am a la Isla del Sol, y loco Mica me esperaba en el muelle. Los había dejado a él y a mi brother Tatan Espina en los primeros pasos en Panamá el 27 de Junio, por lo que siendo ya 25 de Octubre, teníamos bastante para ponernos en tema. Compramos unas provisiones y nos fuimos hasta la cueva  donde haríamos un éxodo del mundo turístico para anclarnos en un sector totalmente natural, durmiendo dentro de una cueva, y agradeciendo un nuevo atardecer con una fogata que duraría horas y horas de charlas.
Luego de unas buenas horas de descanso, decidimos seguir viaje. Desarmamos el campamento, y nos propusimos regresar al muelle para cruzar a Copacabana en el primer barco que cruzara. A las 10.30hs nos subimos al primero y salimos rumbo a Copacabana.

Copacabana

Al llegar, fui directo al mercado, ya que como en el Olas de Copacabana hay una terraza con cocina, nos propusimos hacer una digna comilona de festejo. Así, en el mercado compré una gran diversidad de frutas y verduras, un riñón fresco, y un vinito para darle sabor y maridaje. El resto de la tarde fue planear un poco los próximos pasos, acondicionar nuestro equipamiento que olía a mono, y dejar todo listo para el próximo día.

Llegando a La Paz

Nos despedimos de Rosa y Ramiro, y agradecidos por su gentileza emprendimos nuestro camino a La Paz. Nos separaban 143km, y entrar a la ciudad no nos seducía demasiado. Dejamos un poco al plan libre el seguir, y luego de pernoctar en un pueblo decidimos quedarnos dos noches en La paz, para arreglar un componente de la bici de Mica, cosa que sería más engorrosa en los próximos pueblos. Una vez en La Paz, nos fuimos directo a La Casa del Ciclista, donde nos recibió su dueño Cristian, y nos encontramos con Alex (Austria) y Matt (Inglaterra). El primero recorriendo Argentina – Alaska y el segundo Inglaterra – Australia y luego cruzar a Sudamérica, fueron excelentes compañeros de piso e intercambiamos múltiples charlas y buenos tiempos. Como siempre aprovechamos para hacer nuestra clásica “comilona”, ya que contábamos con cocina y gente para celebrar. La comida se ha vuelto en el gran lujo de viaje, despojando en jerarquía a cualquier otro “gustito” que uno pueda darse. También, el acercarnos al Salar de Uyuni y la ruta Sud Lipez, nos ponía ansiosos y nos hacía querer estibar más y más sabiendo lo rustico y básico que sería el recorrido en materia de alimentación y servicios.

Ciclistas en la Casa del Ciclista de La Paz

 Una relación poco amistosa entre ciclistas y automovilistas

Arrancamos cerca del mediodía luego de un buen descanso nuestro camino hacia Oruro. Nuestra ruta al sur seria pasando por Oruro y luego decidir de acuerdo a nuestra experiencia en ruta si nos desviábamos a Potosí, o si tomábamos el tren a Uyuni y obviábamos un largo recorrido de ruta sin mucho que ver.

El vuelo

El día fue largo, fueron 150 km, y la experiencia fue devastadora para la mente. Estando alerta el 99% del tiempo de la distancia con la que cada auto, camioneta o camión pasaba de nuestra bicicleta, decidimos que ya no recorreríamos rutas principales de Bolivia. Los camiones se abren como si te dieran paso, y luego se cierran tanto que si no querés terminar bajo las ruedas, tenés que tirarte de la ruta. Como hay una doble vía en construcción, dicha acrobacia no podía hacerse en tramos donde una retroexcavadora había comido casi un metro de tierra en profundidad en lo que en teoría era la banquina.  Por el lado bueno, cuando había tramos con la vía nueva en buen estado, pedaleábamos solos en la misma, haciéndolo mucho más placentero y tranquilo al viaje. Sin mucho para ver en el camino, hicimos 150km hasta la ciudad de Oruro, donde nos recibieron en el Hostal Graciela. 

Otro día que termina...

Absolutamente decididos a dejar el pavimiento, compramos tickets de tren Oruro – Uyuni, por la módica suma de 60 pesos bolivianos (9U$D). Allí en el hostal, aprovechamos a descansar, y luego aprovisionarnos para nuestros próximos pasos. Sabíamos que en el pequeño pueblo de Uyuni es difícil encontrar muchas provisiones, y dado que el 90% de la gente es turista, los precios tienen el “aumento gringo”, conocido por el ambiente viajero. 

Al otro día, saludamos a nuestros amigos del Hostal Graciela, y nos fuimos a la Estación del Tren, donde luego de subir los corceles a la bodega nos ubicamos en nuestros asientos, disfrutando de un viaje espectacular, viendo el atardecer sobre el altiplano, y mirando bandadas de flamencos emprender vuelo desde las lagunas en altura. Una despedida espectacular del mundo citadino, para comenzar a disfrutar de las maravillas naturales que caracterizan a Bolivia.

16/12/13

Perú: El descanso en Cuzco y pedaleando al sur hacia el Titicaca

Ecopackers Cusco

En la entrada anterior, comentaba que iría a un mercado de segunda mano llamado "El Baratillo" a tratar de conseguir ropa de Invierno usada para poder seguir mi viaje al sur. La razón por la que iba en búsqueda de la ropa usada era fundamentalmente económica y porque no había encontrado muchos negocios de ropa técnica y los que encontré estaban fuera de mi presupuesto. Finalmente ese Sábado 19 de Octubre desperté temprano y me fui al mercado a tratar de conseguir esta parte del equipamiento que me faltaba. En un movimiento errático y muy Naif, llevé mi billetera en un bolsillo exterior de mi campera, basado en una idea muy poco realista del lugar a donde iba. Mis ultimas experiencias en mercados de segunda mano eran positivas, por lo que no presté demasiada atención a lo que me estaba sometiendo. "El Baratillo" es un mercado donde se camuflan entre unas pocas artesanías y puestos de venta de comida, todo lo robado a los turistas y otros inocentes palomillas (por no decir boludazo) como la que escribe. Un día de buenas noticias me llevo flotando por el camino hasta llegar al mismo, donde en tan solo 2 horas fui despojado de mi billetera, en un asalto profesional en el que no fueron necesarias armas, sino tan solo la astucia de 6 personas que generaron una especia de tumulto alrededor mio, y desviando mi atención con un golpe en la cabeza, introdujeron la mano en mi bolsillo y me despojaron de mi billetera, en la cual no sólo llevaba los pocos pesos que me quedaban, sino las tarjetas de débito/crédito, licencia de conducir, y demás. Seguramente se preguntan como puedo ser tan GANSO para andar con todo eso en el bolsillo en ese lugar, pues aquí la sorpresa...no están solos!!! YO TAMBIÉN ME LO PREGUNTO!!! Con las manos y los bolsillos vacíos, di aviso al “WACHIMAN”, que es un tipo que hace las veces de guardia de seguridad, puesto que adquirió seguramente con no muchas exigencias previas, ya que su estado físico dejaba relucir cuan útil pudiera ser su ayuda en un caso como el mio (NULA). 

Camino al altiplano

Regresé al hostel, hice las denuncias de las tarjetas y me senté a pensar como seguiría el recorrido. Luego de no demasiado tiempo, y habiendo sobrepasado el momento con muy poca amargura y con cierta sensación de alivio, convertí a esto en una nueva oportunidad. Como ya no podría comprar nada con tarjeta, ni extraer un centavo de ningún lado (tema que gracias al gobierno de mi país ya tenia restringido hace rato), hice cuentas sobre lo que me quedaba y con cuanto viajaría el resto de mi días. Con la módica suma de 100 U$D en mi bolsillo, tenia 30 días para viajar, por lo que mi presupuesto diario quedaba en módicos 3 U$D por día. Con esto debía básicamente comer, y el resto era todo producto de mi inventiva. Celebré la nueva etapa asistiendo a un city tour pedestre gratuito, y luego pasé por el mercado a comprar alimentos básicos para mi cena, desayuno y llevarme algo para almorzar en mi partida al sur. Al llegar al hostel, me encontré con Eric, el dueño del mismo, quien estaba un tanto afligido por la historieta del robo. Para mi sorpresa, y siempre un creyente de como la rueda sigue siempre girando, me regaló todo el equipamiento que me hacia falta para seguir, un gesto que me va a quedar grabado por siempre.

Postales del altiplano

Después de 3 muy lindos días en el hostel Ecopackers de Cuzco, ensillé mi corcel y me propuse salir al ruedo nuevamente. La salida de Cusco no fue demasiado complicada y a tempranas horas de la mañana estaba camino al sur nuevamente. El terreno comenzaría a subir gradualmente, y toda la atmósfera del altiplano se iba haciendo presente poco a poco. Durante los próximos 5 días, recorrí desde Cuzco (Perú) hasta Copacabana (Bolivia), haciendo módicos 530 km, y cerrando otro país del recorrido, que me regaló paisajes y experiencias únicas.

MAMACHAS 

EPPPAAAAA!!!

Recibiendo ayuda de la Estrella

Algún día me extenderé un poco mas en lo que yo considero mi propia religión, algo a lo que me gusta llamar “La estrella”. La misma es una luz que esta siempre ahí lista para ayudarte, la que ilumina el camino y la que ilumina tu mente para sortear adversidades. En este ultimo tramo, que comprendió las ciudades de Combapata, Ayaviri, Juliaca, y Puno, tuve dos experiencias bastante interesantes.

La primera fue al llegar a Juliaca, donde en medio de un reclamo al gobierno, los manifestantes habían convertido en un campo de batalla la ciudad, maltratando a quien no esté a favor de su idea y regando vidrios por toda la ciudad con todo lo que pudiera ser roto. La ciudad era un verdadero caos y bastaba con que uno quisiera hacerle algo al gringo para que fuera al alimento ideal para la ira de los manifestantes. Con esa luz que me acompaña, y por medio de la red ciclista “Warmshowers” había contactado a Geovanni, un local que pocas semanas atrás, les dio alojamiento a una familia ciclista alemana, luego de encontrarlos navegando por el centro sin saber mucho donde ir. Luego de recibirlos, la familia le contó sobre la posibilidad de anotarse en la red mundial ciclista Warmshowers.org y con esto le abrió el juego a múltiples ciclistas , entre ellos el que les escribe, quien se sintió no menos que un privilegiado al tener donde llegar en medio de semejante caos. Así descansé dos días mientras se calmaban las aguas, y luego de caminar durante un par de horas por las afueras de la ciudad, me despedí de Geovanni, agradecido por su hospitalidad.

Geovanni y amigos

Como consecuencia de esto, ya no adelantaría mucho kilómetros, por lo que solamente llegaría a Puno a ultima hora de la tarde. Allí, y por la misma razón que Geovanni, Roberto se había sumado tan solo 3 días atrás a la red Warmshowers, y en un acto de inteligencia, Geovanni lo había llamado para decirle que yo iba en camino, que por favor me recibiera. Roberto acepto con gusto la propuesta y al llegar a Puno tenia donde cenar y descansar.

Llegada a Puno

Con el amigo Roberto antes de seguir viaje

Historias como éstas son las que han alimentado durante todo el recorrido de mi viaje. Situaciones de espontaneidad que se traducen en momento mágicos, e imposibles de olvidar.
Luego de Puno, me propuse llegar en un solo día a Copacabana, Bolivia. Fueron 145 km muy movidos y bastante frescos (3900msnm), bordeando el lago Titi Caca y haciendo migraciones en Casani, la frontera mas amable con Bolivia en ese tramo. Algunos se desvían hacia DESAGUADERO, lugar por donde se conoce están largos casos de delincuencia, robo, y trafico de lo que se te ocurra. No cometan este error, Casani es la frontera mas amable que puedas encontrar y donde cruzan todos los turistas.

Adiós Perú, Hola Bolivia!!!

Así luego de un día largo y en tempranas horas de la noche, llegué a Copacabana, ciudad que hace de base para ir a la famosa Isla del Sol, un icono turístico y natural de la zona en pleno lago Titicaca. Me alojé con mis amigos del hostel OLAS DEL TITICACA, de la gente mas amable que me haya cruzado en el viaje. Me pegué una ducha y celebré por ahí mi llegada al país Nro 14 del viaje! A descansar que viene la Isla del Sol!!!

6/12/13

Perú: Vuelta al pedal, subiendo desde la Selva al Valle Sagrado, y la llegada a Cuzco

Luego de surcar el río durante unos 15 días volví a subirme a la bici con mas ganas que nunca. Mi ultimo viaje fue desde la comunidad nativa Camisea hasta Ivochote, en la base de una zona medio caliente (zona productora de Coca) de Perú llamada BRAE en el bajo Urubamba. Maravillado tanto por la vegetación como por la posibilidad de volver al pedal, cerca del mediodía del Viernes 11 de Octubre seguí mi camino al sur, bordeando el Río. 

Acompañando al Río Urubamba de la Selva al Altiplano

En este primer tirón llegué por la tarde al pequeño poblado de Kiteni, donde en un principio me alojaría en el Patio de la municipalidad dentro de mi carpa y bolsa de dormir. Dejé mi corcel y equipamiento, y me fui a comer algo al mercado. Luego busqué un bar para ver el partido Argentina – Perú que acontecía justamente ese día. Como forastero, puse mi mejor cara de “no se nada” y no festejé muy duro los goles Argentinos, ya que corría peligro mi integridad si se me ocurriera hacerlo de forma exagerada. Con un cómodo 3 -1 como resultado final, termino mi jornada y regresé a la municipalidad para descansar. Al comenzar a armar mi carpa se acerca el cuidador y me comenta que había recibido un llamado del Alcalde del pueblo, el cual había dado la orden de que ningún extranjero se quede en el edificio municipal. Dado que yo era el único (probablemente en todo el pueblo) no tuve mas remedio que aceptar la expulsión y salir junto a mi bicicleta a caminar y buscar donde quedarme. Entre a algunos hoteles a consultar por una opción  económica para descansar pero no tuve ofertas muy tentadoras, en especial cuando la anterior era Gratis!!! Al salir de un hotel donde el dueño no se digno ni a decirme el precio de una habitación, entré a la farmacia vecina a conseguir un poco mas de información sobre el lugar. Al saberme Argentino, el empleado me dice “Y por que no te quedas en lo del Turco, tu paisano, esta ahí afuera charlando, vení que te lo presento…”. Con esto terminé conociendo a “El Turco” que lleva viviendo unos 5 años por estas zonas y que con la mejor de las ondas se ofreció a hospedarme en su casa y hasta me invito a comer y unas cervecitas de postre, GRANDE TURCO!!!  Luego de una sobredosis de anécdotas de viaje, me fui a dormir para seguir mi camino la próxima mañana

Con el Turco y su familia antes de partir de Kiteni

Al despertar tomé algo rápido, salude, agradecí a mi paisano por ser mi ángel guardián la noche anterior y seguí viaje al Sur, acompañando al río Urubamba por un amplio Valle y sobre un camino de ripio constante. Dibujando mi camino sobre el margen del Río, seguí rumbo al poblado de Palma Real, pasando por campos dedicados a la producción de frutas y por todo tipo de vegetación salvaje y selvática, una experiencia altamente recomendable. Poco a poco comienzo a subir y el clima comienza a acompañar, dejando el calor intenso de lado y empezando a ganar altura. Pedaleando casi el día entero llegue terminando la tarde al pueblo de palma Real donde conocí a Isabel y Edilberto Azurin al llegar, dueños del único hostal del pueblo, el Hotel Azurin. Rápidamente me acomodaron en una habitación y pude descansar como un campeón.

Isabel y Edilberto Azurin, en Palma Real


Luego de una noche de sueño increíble, una ducha reparadora,  y una afeitada para mejorar mi look viajero, fui nuevamente bendecido por la generosidad de mi amigo Edilberto Azurin quien me invito a desayunar y tomar un delicioso jugo multifrutal a uno de los puestos callejeros vecinos a su hotel. Luego de agradecerles seguí mi camino, ya que mi cuerpo estaba listo para mas y mas pedaleo. El camino asfaltado me permitió moverme rápidamente, por lo que en horas del mediodía llegue a la ciudad de Quillabamba, donde me recibieron en el Hostal Plaza de Armas. 

La cabra por entrar al Hostal Plaza de Armas de Quillabamba

Los kilómetros no paran de fluir y el estar descansando cómodamente por las noches regenera por completo mis energías para enfrentar los días con un optimismo y perseverancia que nunca me deja de sorprender.  Mi día se baso en contactarme con mi compa Micael Badal, alias “Bicinator”, que había estado esperándome en el poblado de Urubamba y estaba saliendo nuevamente al sur para luego reencontrarnos en algún lugar en Bolivia. Luego de mis básicos arreglos de logística me duche, Salí a comer un menú económico por ahí (entre 5 y 7 soles te sirven una sopa, un plato principal y un vaso de jugo!), y regrese al Hostal a descansar. 
Fresco como una lechuga, salude a mi amigo Julio y arranqué rumbo a mi próximo destino: Santa Teresa. La idea era llegar, comer algo y descansar en  las termas para seguir mi camino al otro día, ya que este poblado es la base “económica” para acceder al Poblado de Aguas Calientes por el camino que sale desde Hidroeléctrica. El camino de ripio no me permitió adelantar a buen paso, pero me ubico cerca de las 5pm en el pueblo, donde luego de pedir direcciones, busque algo para comer y emprendí mi camino hacia las termas, a unos 5 km desde el pueblo siguiendo el Río. 

Bienvenido 

Las termas de Cocalmayo

Cuando iba camino a las termas, comencé a percibir la brutal pendiente con la que bajaba al Río, un mensaje no muy alentador ya que como pago de esa bajadita, debo subirla como campeón al otro día por la mañana.  Con las pilas medio bajas pero con la convicción de llegar pedalee esos últimos 5 km de noche y llegue a las Termas de Cocalmayo. Que lugar!!! Tres piscinas con diferentes temperaturas te reciben en medio de un entorno completamente natural y con la montaña iluminada de fondo. Por la módica suma de 5 soles (2usd aprox) tuve acceso a las termas hasta las 12 de la noche, uso de vestuarios, reposeras, duchas y demaces, con lo que corone un día de pedaleo de manera perfecta y relajante.  Para sumarle una perlita al día, una vez que arme mi campamento se largo una lluvia torrencial, la cual fue mi canción de cunas para descansar de manera increíble!!!

Un jugo multifrutal en el mercado llena el tanque

Al otro día no aproveché las termas por la mañana porque tenia decidido seguir viaje hacia Aguas Calientes, me habían comentado anteriormente que era posible subir pedaleando. Luego de una linda subida a la ruta principal hice mi tradicional parada en el mercado para tomarme mi litro religioso de jugo multifrutal (3 soles) y dos sándwich de huevo (2 soles).  Salí hecho una furia para coronar el día temprano, pero al llegar a hidroeléctrica me recibieron con la mala noticia de que la bicicleta debía quedar en el pueblo, que no podría llevarla conmigo a Aguas Calientes, ya que el recorrido era solamente peatonal. Eso complicaba mis planes ya que debía volverme a Santa Teresa y perder mucho tiempo buscando donde dejarla y luego estar obligado a regresar por esta ruta. Conversando amablemente con los guardaparques, me permitieron proceder a consultarle a los despachantes de la empresa Perú Rail si ellos podrían llevarla hasta Aguas Calientes en la bodega y así yo seguiría viaje a pie, y luego buscaría una manera practica de seguir viaje hacia el Sur vía Ollantaytambo, sin regresar a esta misma ruta. La gente de Perú Rail no tuvo ningún problema en llevarla por la módica suma de 12 soles, por lo que luego de comerme un rico menú, comencé a subir hacia Aguas Calientes por el sendero que acompaña las vías del tren.

El Camino hacia Hidroeléctrica, una pasada!!! 

Trekking a Aguas Calientes

 Un trekking de 3 horas, recorriendo arroyos, valles y un escenario alucinante me llevo a conocer a un grupo que venia de hacer el Trekking del Camino al Salcantay, quienes estaban terminando su recorrido. Conectamos de inmediato y fueron mis compañeros durante todo el camino, donde compartimos historias con todo el grupo. Al llegar a Aguas Calientes corrí a buscar mi bicicleta, la cual por suerte ya había sido alojada en la bodega de Perú Rail. Luego del reencuentro, me fui a buscar un techo, una ducha, y donde comprar las entradas para el Santuario Machu Pichu para el día siguiente. La tarde estaba medio fulera, mucha lluvia y fresco, por lo que no me moví demasiado y con bastante suerte encontré el Hostel Ecopackers (http://www.ecopackersperu.com/es/machupicchu.html) frente a la bodega de Peru Rail. Un verdadero hallazgo dentro de las múltiples opciones disponibles en Aguas Calientes, donde me recibieron María, José y Rodrigo para pasarme 2 noches excelentes, descansando y disfrutando de la buena compañía. Allí me acomode, encontré otros viajeros, y resolví el tema de las entradas gracias a la ayuda de mis amigos del Ecopackers, por lo que solo quedo relajar y juntar pilas para lo que prometía un día de muchísima caminata. 

La bruma le da el misticismo a la subida al Santuario

Mi predicción era cierta, ya que a las 5 am ya estaba desayunando y en media hora estaba camino a la entrada del santuario. Primero unos pocos kilómetros hasta el Puente que hace las veces de control principal, y luego se comienza a subir una escalinata durante una hora aproximadamente, dependiendo de tu ritmo. Por 10 USD puede uno ahorrarse la caminata, en mi caso personal ya una cama había sido suficiente lujo, y mi estado físico me permitió subirlo sin problema. Una buena aclimatada para luego pasarme todo el día caminando por el Santuario Machu Pichu. 

Un poco de historia

Un profesor norteamericano llamado Hiram Bingham, interesado en encontrar los últimos reductos incaicos de Vilcabamba oyó sobre Agustín Lizarraga, un arrendatario de tierras Cuzqueño que conocía los restos Arqueológicos y que había guiado varias visitas al mismo. Por medio de los hacendados locales llego a Melchor Arteaga, quien junto a un Sargento de la guardia civil Peruana lo guiaron hasta el Sitio. Una vez allí encontraron a dos familias viviendo: Los Recharte y Los Alvarez, que usaban las tierras para cultivar y obtenían el agua de un canal incaico que aun funcionaba y traía el agua de un manantial. Uno de los niños llevo a Bingham a la "zona urbana", con lo que el profesor quedo asombrado y decidió luego gestionar el auspicio de la Universidad de Yale y la National Geographic Society para el posterior estudio del lugar. No fue hasta en 1981, que se declaro la la zona aledaña al Santuario "Zona de Protección Ecológica" y su posterior inclusión como Patrimonio Cultural de la Humanidad lo catapultaron al éxito como Icono Turístico y de Investigación de la Región. 


Pum!!! Un día de lujo!

Había sido advertido del alto grado de Turismo que recibía el lugar, pero el mismo no opaco a mi entender la grandeza de una verdadera joya arqueológica que los Peruanos han sabido explotar de manera muy prolija, y la verdad me asombro de principio a fin. Hice todos los senderos posibles, luego subí la montana Machu Pichu para completar mi día y luego me dedique a la fotografía con mi rudimentaria cámara digital, pero aprovechando la belleza del lugar para acreditarme los logros!!!

Caminé por casi 10 horas por todo el Santuario hasta que mis piernas me avisaron que estaba abusando de ellas, ya que venían de varios días de pedal y había agotado las energías acumuladas.  Me toco bajar la misma escalinata que había subido a la mañana, y fui directo a la Estación de Tren para resolver mi regreso al Valle Sagrado Vía Ollantaytambo. Sintiéndome un poco abusado por el precio de los trenes pero sin mas alternativas que tomarlo si quería ir hacia Ollantaytambo, compré el ticket para el primer tren del día, y regresé al hostel para reencontrarme con el grupo que había conocido el día anterior, que venia a tomarse unas cervezas al hostel y a jugar múltiples partidas de Pool en el Lounge del Ecopackers Hostel. Una hamburguesa espectacular, regada de múltiples Cuzqueñas, acompañaron múltiples partidas, charlas y risas para condecorar la experiencia Machu Pichu y seguir mi camino al sur luego de una buena noche de descanso. 

Ollantaytambo 

Valle de Urubamba

Temprano junté mis petates y fui a la Estación del Tren, donde me subí al tren y emprendí las 2 horas de viaje a la Estación de Ollantaytambo, donde seguiría pedaleando. Intrigado por como hubiera sido pedalear junto a la vía del tren (data que me había sido proporcionada el día anterior) fui corroborando que quien me informo eso no tenia mucha idea del terreno y los peligros ya que el sendero era muy pequeño, y en varias ocasiones el tren pasaría a milímetros de la bicicleta, en especial en los túneles. 
Contento con mi decisión, ensillé mi corcel en la Estación de Tren de Ollantaytambo y previo recorrido del pueblo seguí mi camino al Sur, pasando por los poblados de Urubamba, Pisac, y finalmente arribé a Cuzco en las ultimas horas de la tarde y ya anocheciendo. Como ya conocía a donde iba, fui directo al Ecopackers Cuzco, el cual esta a módicas 2 cuadras de la Plaza de Armas, principal punto de encuentro y referencia de la ciudad. Al llegar al Ecopackers, desarmé mi equipaje y procedí a descansar inmediatamente ya que venia con un cansancio acumulado bastante importante, y el mantenerme despierto hubiera puesto en jaque mi integridad ya que a la primer invitación a un plan me hubiera sumado sin dudarlo.

Plaza de Armas de Cuzco en la hora feliz

Con unas deliciosas 12 horas de sueño, arranque un día espectacular en el Ecopackers Hostel. Por la mañana me reuní con Alan (gerente) y Eric (dueño) a compartir historias y anécdotas de viaje, y por la tarde me dediqué a descansar un poco mas, mientras actualizaba un poco mi itinerario e informaba sobre mi paradero a los seres queridos. Por la tarde me fui a tomar un café a la Plaza de Armas, y luego me fui a conocer un poco de la movida nocturna de Cuzco, en plan tranquilo pero disfrutando de la vida social del lugar. Tenia intenciones de ir a un mercado llamado  “El Baratillo” que se hacia temprano por la mañana, por lo que no hice mayores destrozos, y regrese al hostel a descansar.

Hasta acá llega la crónica de mi paso por Perú!!! Sigo descansando mientras encuentro espacio para la inspiración!!! En la próxima la Salida de Cuzco, el altiplano Peruano y mi entrada a Bolivia!!!