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18/10/13

Un viaje por la Amazonia con una bicicleta...

Sin dudas el mayor impedimento de un viaje en barco es llevar una bicicleta con 50 kilos de carga encima. Es lejos una de las peores herramientas de negociación, pero como siempre sigue siendo un gran pasaporte de esfuerzo y buena voluntad. A lo largo del viaje, me lo fué  demostrando una vez mas. El rebusque del viajero siempre regala alguna alternativa para hacerlo, y creo que valió la pena. Así fue la cosa...

Subiendo a la cabra al techo del barco

A mi regreso al Puerto de Coca desde el Yasuní Kichwa Ecolodge me toco buscar las lanchas que salen a diario hacia Nuevo Rocafuerte, el pueblo fronterizo donde se hace el tramite migratorio y se buscan los próximos aventones del viaje. Casi a diario hay viajes en unas lanchas de unos 20 metros con casi 60 personas a bordo, que tardan unas 10 horas en llegar a destino. Van parando en cada comunidad y pueblito descargando mercadería, e intentando recoger nuevos pasajeros cuando se liberan lugares. Este tipo de simplezas son lo mas original de este tipo de viajes, y muchas veces la cotidianidad de la gente resulta casi una aventura para uno.  Así, luego de 12 horas de navegación del Río Napo llegué al poblado de Nuevo Rocafuerte. Me había encontrado con otros dos Argentinos en el barco (Cristian y Emanuel), con quienes hice equipo para la búsqueda de los próximos tramos. Encontramos una hostería bastante piola donde cenar y descansar para luego conectar el resto del viaje. El barco que hacia el viaje Coca – Iquitos directo se canceló por falta de gente, por lo que hubo que comenzar a buscar las diferentes alternativas para hacer el cruce.


Cruzando desde Nuevo Rocafuerte a Pantoja, vía Yaku Warmi

Al otro día ya un poco más pila salimos en búsqueda de algunos de nuestros contactos, un poco de información de blogs leídos y otros pasados por amigos. Por mi parte tenia el dato de Manuel Coquinche, un local que esta a la cabeza de un proyecto llamado Yaku Warmi, ubicado en la comunidad Kichwa Martinica. El proyecto apunta a hacer Turismo Comunitario y ya hace unos 6 años  que lo vienen desarrollando con mucho esfuerzo personal y de otros socios. Al encontrarlo, el se ofreció a llevarnos a su reserva para conocerla. Luego él nos llevaría hacia Pantoja, el punto de inicio del lado Peruano, y desde donde se debe encontrar la manera de llegar a Iquitos. Sin dudarlo, por la tarde subimos nuestro equipaje a su canoa y salimos lentamente hacia la reserva. Como ya hicimos nuestro tramite migratorio antes de partir, estuvimos por un día en “La Tierra del Nunca Jamas” ya que teníamos salida de Ecuador, pero entrada a ningún lado!!!  Una vez en la reserva compartimos historias, jugué con los niños de Manuel (Richard, Eddy, y Honey) y disfrutamos de un atardecer espectacular a la vera del Aguarico, uno de los brazos que alimentan el Río Napo.  También cenamos exquisitas combinaciones de pesca  del día y plátano verde, en manos de la esposa de Manuel.

Pesca fresca y plátano verde machacado

Para cualquiera que requiera de hacer este cruce (Nuevo Rocafuerte – Pantoja), recomiendo comunicarse con Manuel y conocer previo a llegar a Pantoja un proyecto que esta trabajando duro para mantener la cultura local, y que permite conocer la Selva desde lo mas profundo. Entre sus atractivos mas populares están los delfines rosados (por el que el proyecto lleva el nombre de Yaku Warmi o "mujer del agua") y grises que se acercan al muelle con la cotidianidad de cualquier vecino a saludar y ver si tienen algún resto de pescado para ofrecerles. También desde la reserva están en contacto con gente de Pantoja, que puede informarles si ya han llegado los barcos de carga que usualmente hacen las veces de transporte a Iquitos y que por su poca constancia, es preferible no perderlo si el mismo esta disponible. Para quienes quieran contactar a Manuel la info es la siguiente:

MANUEL COQUINCHE – PROYECTO COMUNITARIO YAKU WARMI
Telefono Fijo 062382226
Movil 0993104290
Luego de despedirnos de Manuel y su familia, su hermano nos acerco a la ciudad Peruana fronteriza de Pantoja, la cual requiere un capitulo aparte en nuestra novela. Fueron 6 días de risas y llantos, una montana rusa emocional para quien busque unir destinos en tiempos reales. Pantoja es un pequeño poblado, donde su mayoría es de la etnia Kichwa y algunos otros que se mezclaron con el tiempo. Hay una gran base militar al lado del poblado, desde la cual cada tarde se ven salir a los futuros soldados a correr por el pueblo cantando sus canciones de rutina. Yo venia leyendo el clásico de Mario Vargas Llosa “Pantaleón y las Visitadoras” el cual no pudo haber sido mas exacto para la época del viaje, con su protagonista el Capitán Pantaleón Pantoja y yendo en dirección a Iquitos, donde se desarrolla dicha novela.


Cartel de llegada, auspiciado por Movistar, CUAC!!!


"Peque Peques" madrugando

Al llegar a Pantoja, el peque peque nos dejo en el muelle desde donde parten todos los locales a hacer su “chamba” diaria, sea en el monte, en el agua o en sus chacras en la vera del Río. Las chacras son otorgadas por la comunidad a quienes lo requieran, por lo que todos tienen la posibilidad de sembrar y cultivar parte de sus alimentos. 


La glorieta del trabajo en Pantoja, una ironía total


Al llegar desembarcamos nuestros bultos y caímos a la “Glorieta del Trabajo”, una especie de sede de los vagos y curiosos del pueblo que conocen vida y obra de quien se asome. Justo en frente queda el Hostal Municipal, donde al fondo pude ver a Pete y a Lynn, dos ingleses que había conocido en el puerto de Coca la semana anterior, previo a partir al Yasuní Ecolodge. Me acerque a saludarlos y ahí conocí a Ronald, el que dirige el Hostal, quien obviamente me invitó a alojarme allí. Entendiendo nuestro bolsillo delgado, la mejor oferta era montar la carpa en una glorieta en la parte trasera del Hostal, donde quedábamos protegidos de la lluvia y nos incluía el uso del baño comunitario por la módica suma de 5 soles o 2 usd cada uno. Nos resulto mas que decente la propuesta, por lo que armamos nuestras casas y comenzamos a indagar cuales eran los pasos a seguir para continuar el viaje hacia Iquitos. Al parecer la “lancha” (barco de carga) llegaría “mañana” por lo que lo mejor era simplemente disfrutar de un lindo día y esperar a que llegue nuestro próximo aventón.


Atardeceres de Río en Pantoja

Como si fuéramos protagonistas de la película “El día de la marmota”, cada día se sucedía de la misma manera: despertábamos temprano con los cantos de los gallos y demás pájaros (uno de los gallos cantaba a las 3 am el muy hdp), desayunábamos algo liviano o bien íbamos a lo de Doña Leustenia a comer uno bien poderoso. La “doñita” como la apodamos, tiene un precio módico de 5 soles por cualquier comida, sea el desayuno, almuerzo o cena. En general, esta en su hamaca al frente de su negocio, que no es mas que el comedor de su casa que abrió hacia la vereda. Generalmente parece que le molesta que uno vaya a consumir a su local, pero al parecer con el correr del tiempo no la vimos mutar bajo ninguna condición, sea por nosotros u otra gente. La dieta no se modifica mucho: un montón de arroz, algo de ensalada o salsa y un pedazo de alguna carne o huevos si es el desayuno. Luego de esto seguíamos indagando ante nuestra incredulidad insaciable sobre otras posibilidades para seguir viaje, pero el tema era claro: debíamos esperar la lancha. Apareció una posibilidad, donde  nos ofrecieron un viaje en “peque peque” hasta Santa Clotilde, un pueblo a mitad de camino con Iquitos, por módicos 400 U$D!!! Ante nuestro asombro e indignación por una suma ridícula, entendimos que debíamos esperar la bendita lancha. Así vimos los días pasar, caminando el pueblo, consultando a la gente, y gastando atardeceres en la entrada del destacamento militar donde salían las mejores fotos.


La llegada del WALTER JUNIOR, un momento esperado

Luego de varios días aparece un barco de aspecto peculiar, el cual nos describieron como “La Lancha”. HABÍA LLEGADO!!! Ante la gran noticia celebramos con una comilona en lo de la doñita y comenzamos a soñar con nuestro éxodo de Pantoja, lugar que nos regalo tardes interminables de bromas de alto contenido irónico. Nuestros compas Lynn y Pete estaban muy contentos con su vida en Pantoja, y para nuestro asombro, hasta habían considerado dejar pasar este barco y tomar el próximo. 


Una terraza llena de hamacas protegida por nylon fue nuestra humilde morada


De cualquier manera, luego de que carguen durante 2 días el “Walter Junior”, salimos rumbo a Iquitos el siguiente equipo: Pete y Lynn (Inglaterra) y Emanuel, Cristian y yo, Argentos los 3. El día previo a la partida llegaron Belén y Martin, también de la tierra del Río de la Plata. Un equipo de 7 bien sólido y armado, salimos a navegar el Río Napo, parando en cuanto lugar se asomara un alma que intentaba enviar su encomienda a Iquitos. Al parecer estas lanchas suben y bajan el Río una vez al mes, por lo que tuvimos una relativa “suerte” bastante importante. Las cargas comenzaron con unos pocos racimos de plátanos, dos vacas, un cerdo, y algunas gallinas. Con el paso de los días, los plátanos desbordaban el barco, las vacas sumaban 10, los cerdos 12, las gallinas en cantidades industriales, y se sumaron patos y tortugas. Poco a poco se fue sumando mas gente también, pero el “gringo repelente” hacia que nuestra cubierta se mantenga bastante holgada de lugar, hasta la ultima noche en que debimos dormir todos casi abrazados por la cercanía uno al otro. El WALTER JUNIOR fue una experiencia muy interesante, sin nombrar todos los animales que nos fueron ofrecidos en las paradas en las comunidades, en especial crías de monos. Al parecer algún idiota ha comprado uno al paso y quedó la idea de que a los extranjeros (o gringos) les gusta comprar animales de la selva.




Capitán Tulipán arreglando la Correa del motor del barco con un cable de bicicleta: TRUE STORY


De izq a derecha: Emanuel, Yo, Martín, Belén, Cristian, Lynn, y Pete

La lancha tardó lo prometido por su capitán el Sr. Tulipán (su nombre REAL): en 3 días llegaríamos a Mazán, ciudad previa a Iquitos donde uno puede bajar, cruzar un estrecho y quedar a tan solo 45 minutos de un deslizador rápido que se toma en el Varadero. Se puede cruzar tanto caminando, en motocarga, o en bicicleta, como quien les escribe. Si uno permanece en el barco, la vuelta hasta Iquitos dura un día adicional, por lo que queda a gusto y placer de cada uno. En mi caso ni lo dude, ya que planeaba volver a pedalear lo antes posible, y todavía me quedaba el barco a Pucallpa, donde luego de contactar a mi compa el Bicinator que venia mas al sur, decidiría como seguiría mi camino. Nos despedimos de Pete y Lynn y deseamos buenos tiempos para su viaje, y los 5 Argentos salimos camino a Iquitos para hacer el nuevo estudio de mercado. Ellos 4 se iban a Yurimaguas, y en mi caso partía hacia Pucallpa, que queda un poco mas al sur remontando los Ríos Amazonas y Ucayali. Una vez ubicados todos fuimos hacia la Plaza de Armas de Iquitos a hacer los quehaceres del viajero, como cambiar dinero y comunicar el paradero a los seres queridos.



Listo para el próximo tirón en el puerto de Mazán

Iquitos es una ciudad portuaria donde confluyen múltiples barcos, que remontan hacia el Perú hacia Yurimaguas y Pucallpa, o bien siguen la corriente del Amazonas hacia Leticia en Colombia, o múltiples paradas del lado Brasilero. Hay dos cosas para hacer en Iquitos: comprar uno de los múltiples tours que te intentan vender a comunidades Indígenas, o quedarte de fiesta y conseguir cosas que en otros lugares son difíciles de conseguir y mucho mas caras. En mi caso habían varias motivaciones que me invitaban a seguir: Quería volver a pedalear, ya había visto buenos emprendimientos en la selva bien manejados y salvajes, y no me interesaba mucho ir a sacarme la cabeza a un bar, nos esta para nada en los cánones de mi viaje. Sumado a eso, al bajar en Mazan me ofrecieron una cría de Oso Perezozo que me partió el alma, y que me lleno de rabia ya que yo siquiera había podido ver uno en su entorno natural. No dudo que alguna de las reservas y proyectos de rehabilitación para animales que hay en Iquitos no sean interesantes, pero estaba listo para seguir.



Los colores de la empresa Henry son imposibles de no reconocer

 Con todo esto, no dude mucho en buscar mi próximo aventón, en un barco de la empresa Henry, que salen de su propio embarcadero, camino al puerto de Masusa. Esta a unas cuantas cuadras del Puerto de Productores, a donde llegan los deslizadores desde Mazan. Los 42 grados de calor también ayudan a que la caminata se haga un poco mas pesada y reafirmes tus ganas de partir. Una vez el barco monte mi hamaca, y me dispuse a partir, como lo había prometido el capitán del barco, y para lo que había acortado mi visita a la ciudad. En una celebración de la impuntualidad total, el barco no solo no salio a horario sino que traslado su salida al otro día, con lo cual no tuve mas que hamacarme y leer los múltiples libros que había preparado para toda esta gira de barcos. Para mi suerte, al lado mio había un Peruano super buena onda, que oriundo de Pucallpa, me ubico bastante en los próximos destinos y nos colaboramos con el cuidado de nuestras cosas. Samuel, había viajado mucho por trabajo, por lo que compartimos interminables charlas a lo largo de 5 días, uno de espera y el resto de navegación.


Las hamacas pueden llegar a ser 200 en un mismo piso


El sistema en la lancha es bastante sencillo: Un primer piso de carga, un segundo piso de pasajeros donde esta la cocina y una buena parte de los baños, y un tercer piso que en este caso dedicaron exclusivamente a una delegación que viajaba a la ciudad de Costamana. Por la mañana temprano alguno que soñaba con que era DJ prendía su celular o reproductor musical y arrancaban los especiales matutinos, con los cuales uno no tenia mas remedio que abrir los ojos e ir a buscar el Arroz con Leche que temprano preparaban de desayuno. Luego uno volvía a la hamaca, y seguía el descanso con el movimiento del barco, intercalando siestas con charlas y largas sesiones de lectura. Al mediodía a buscar el almuerzo, y por la tarde una sopa. Es fundamental tener tu propio plato, o tupper, mas recomendable este ultimo. Otro fundamental es el agua y el papel higiénico, pero en las múltiples paradas unos cuantos vendedores suben corriendo a vender su mercancía al barco, por lo cual con el correr de los días puede uno ir surtiéndose de cosas. Tratar de mantenerse en buen plan con el resto de la gente del barco es fundamental, y sobretodo cuidar bien de tus cosas, ya que no es noticia que algún pillo se apodere de tus pertenencias mientras dormís.  En los baños hay inodoros y duchas al mismo tiempo, por lo cual si la extrema limpieza e higiene es tu requisito, te vas a pasar 4 días sin ducha, te lo aseguro. En mi caso ya la vida mas warrior me permitió el aseo diario!!!




Con mi pata "El Huicho"

Al llegar a Pucallpa, mi compa Samuel me invito a conocer su familia, y me permitió conectarme a internet en casa de sus padres para poder contactar a mi compa y así poder decidir si me subía a las sierras o seguía hacia la base del Urubamba para ganar unos días para alcanzarlo. Así fue que conocí al “Huicho”, el dueño de unas lanchas rápidas llamadas MACHI O JOEL, que viajan desde Pucallpa hacia Atalaya y Sepahua. Con el me organice para los próximos días y me fui a descansar a casa de Samuel, quien me invito a pasar la noche en su casa, junto con su esposa e hijos. Allí seguimos la gira de charlas,  Y aproveche a darme una buena ducha en un baño normal.


Camino a Atalaya a bordo del Machi

A las 3 am Salí rumbo al puerto, donde seguiría mi recorrido de los Ríos en Perú, esta vez por un día y medio hasta Atalaya, y luego otro día hasta Sepahua. Pase las noches durmiendo en la tranquilidad del Río sobre los barcos, e hice nuevas amistades mientras se sucedían los viajes. Fui constantemente el único extranjero por lo tanto me gane el apodo de “el gringo” hasta mi llegada a Sepahua. Sepahua tenia un aderezo especial. Solamente se puede llegar por barco, por lo que si no conseguía barcos para seguir mi ruta, estaba bien fregado. Con la estrella que me acompañan, el barco  que necesitaba estaba parado al lado del MACHI mientras bajábamos la carga al llegar, y fueron ellos (empresa SHAOLIN) quienes 2 días después me llevaron hasta Camisea, un poco mas río arriba sobre el bajo Urubamba. En Sepahua mi amigo el Huicho me conectó con Ronald, el dueño del restaurant Kanton. Fuí adoptado por el y su flia por el día, y le di una pequeña mano en la construcción de una casita de madera que tenia pendiente. Entre sus fabulosos gestos, estuvo el de hacerme probar un filete de DONCELLA, una de las especies de peces grandes que todavía se pueden conseguir en esta zona. Tanto al HUICHO como a RONALD, un GRACIAS gigante como su generosidad, espero poder ser reciproco en un futuro no tan lejano.
En Sepahua hay una mistura de diferentes etnias, como la Yaminahua, los Piros, y los Machigengas. Ocasionalmente puede uno conseguir consultar un chamán o bien sentarse a hablar con las ultimas generaciones antes de la pisada del hombre blanco, pero sin dudas todo esto requiere de dedicación, y tiempos prolongados en la comunidad. En la Casa del Artesano me comentaron un poco sobre su cultura, y las acciones que estaban llevando a cabo para mantener algunos valores como las artesanías, y cultivo de productos.

Comiendo un filet de Doncella con mi amigo Ronald y esposa 



Camino al Pongo de Mainique


Listo Sepahua, Salí rumbo a Camisea, donde habita la etnia Machigenga. Todo el Río esta poblado por diferentes etnias, que ya ordenadas y en algunos casos mezcladas entre si con otras río arriba o abajo, viven en Organizaciones llamadas Comunidades Nativas. Allí hay un jefe, quien negocia con todo extranjero que se acerque a sus tierras. En esta zona, las empresas de Gas y Petroleras deben hacer sus “buenas acciones” en devolución de su explotación del lugar, por lo que casi todas las Comunidades son bastante prosperas y hay empleo de sobra. Se mantiene la lengua y algunas costumbres, pero se nota como el contacto con el mundo civilizado va obligando al esfuerzo por mantener viejas costumbres y hábitos. Al llegar a Camisea, me sume a un grupete que venia a trabajar en la construcción y refacción de algunas casas y arregle mi próximo aventón, con un barco “PONGUERO”, que se diferencian de los otros botes por ser de madera y tener la proa levantada para cortar y surcar mejor el Río. 

Se angosta el Río camino al Pongo y empieza a caer agua de las paredes del cañón


Retrato en el ultimo viaje


Camisea fue mi ultima parada antes de volver al pedal. Un viaje de unas 6 horas hasta Ivochote me regalaron un viaje de película. El Río se angosto, las paredes subieron 30 mts, comenzaron a caer hilos de agua al Río, y navegamos a través del Pongo de Mainique. El Pongo es un cañón donde el Río trae una correntada que solo saben atravesar los locales en sus "pongueros" y que en Verano (Diciembre, Enero y Febrero) se cobra el barco de varios Pongueros que no logran atravesar debido a la corriente. Un cierre de lujo me dejo en el pequeño poblado de Ivochote para comenzar mi aventura ciclista nuevamente!!! 




Resumen de los barcos para recorrer Desde Coca (Ecuador) hasta Ivochote, Bajo Urubamba (Peru)

Desde Coca hasta Nuevo Rocafuerte: Todos los días viajan diferentes cooperativas en barcos que llevan hasta 60 pasajeros. Frente a la capitanía de puerto hay una oficina desde donde venden los tickets. Cuesta 15 U$D el viaje.

Desde Nuevo Rocafuerte (frontera Ecuador) hasta Pantoja (Peru): Múltiples personas en sus peque peques pueden llevarte en un viaje que dura una hora. Un precio normal serian 10 U$D por persona en barcos de hasta 6 personas. El problema se da cuando quieren practicar el conocido "abuso al turista" y quizás quieran cobrarte mas. Si te quedas en el Muelle y consultas con los locales, seguro  alguien que vaya para ese lado, sobretodo porque los bienes ecuatorianos son bien preciados en el lado Peruano. Yo recomiendo contactar a Manuel Coquinche, cuyos datos publique mas arriba. Esta a cargo del proyecto Yaku Warmi, y vale la pena hacer una parada antes de cruzar al poblado de Pantoja).

Desde Pantoja a Mazan o Iquitos: Esta es la parte mas complicada, porque ningún barco hace la ruta. No hay muchas opciones disponibles, mas que esperar que un barco de carga visite el pueblo, con frecuencia estimada de una vez al mes. El costo varía entre 70 y 100 soles e incluye 3 comidas BÁSICAS al día. Si gustaras como yo de ahorrar un día de navegación, es posible bajarse en el poblado de Mazan, cruzar un estrecho por 3 soles en motocarga (o pedaleando) y tomar un deslizador rápido a Iquitos, que en 45 minutos te deja en el Puerto de Productores por entre 12 a 15 soles.

Desde Iquitos a Pucallpa: Las empresas HENRY y EDUARDO hacen esta ruta hacia arriba y abajo. El servicio ofrecido puede ser en camarote o en hamaca según tus preferencias. la hamaca cuesta entre 70 y 100 soles de acuerdo a la ubicación, y el camarote unos 150 soles. Es muy factible que te digan que sale a un horario y salga antes o al otro día, esa es la falla mas grave. Yo personalmente viaje con el DON SEGUNDO de la EMPRESA HENRY, el cual no deslumbra por su servicio, pero con seguridad no hay mas opciones. La empresa HENRY tiene su propia muelle, y la empresa EDUARDO sale desde el puerto de Masusa.

Desde Pucallpa hasta Sepahua (vía Atalaya): Existen lanchas como las HENRY O EDUARDO, pero con otros nombres que tardan unos 4 días hasta ATALAYA. Personalmente yo ya estaba satisfecho de la experiencia LANCHA, por lo que tome un bote rápido con MACHI. La misma pertenece a ENETZOR HUICHO ZUNIGA. Lo llaman HUICHO y sus barcos son el Machi o Joel 212, y parten desde la amarra frente al reloj publico a las 3.30 am. Se lo puede contactar al #944461091. 
En este caso viajan desde Pucallpa hacia Atalaya por un día y medio (frena en Bolognesi) y cuesta 140 soles. Luego otro de 1 día me llevo desde Atalaya hasta Sepahua, este tramo por unos 70 soles.

Tambien, hacen las siguientes rutas:

SEPAHUA - ATALAYA 40 SOLES
ATALAYA - SEPAHUA 70 SOLES
PUCALLPA - ATALAYA 140 SOLES
ATALAYA - PUCALLPA 130 SOLES
PUCALLPA - CONTAMANA 50 SOLES
CONTAMANA - PUCALLPA 80 SOLES
CONTAMANA - ORELLANA 30 SOLES
ORELLANA - CONTAMANA 40 SOLES

ATALAYA - PTO OCOPA 30 SOLES
PTO OCOPA - ATALAYA 50 SOLES

Desde Sepahua a Camisea: Salen 2 empresas diferentes, en dos periodos semanales. Una es el bote SHAOLIN y la otra es el transporte CHAVEZ. Te llevan hasta Camisea por unos 60/70 soles. Si no quisieras esperar en Sepahua, se puede tomar un peque por 10 soles hacia la comunidad vecina de Miaria, donde frecuentan los PONGUEROS, llamados así por el formato de sus barcos, y por ser los que cruzan el Pongo de Mainique hacia Ivochote. Con ellos también se puede arreglar el viaje derecho desde Miaria hasta Ivochote. En mis caso me llevo el SHAOLIN hasta CAMISEA.


Desde Camisea hasta Ivochote:  Por lejos el viaje mas lindo de todos los tramos, dura unas 6 horas si el barco va con poca carga y recomiendo hacerlo con la siguiente persona

REINEIRO ROJAS RAMIREZ
964829293 / 984918277

Cobra 70 soles por el viaje individual y se puede alquilar el barco entero. Pueden viajar unas 25 personas, por unos $1500 soles ida y vuelta desde Camisea a Ivochote, o $2800 soles por un ida y vuelta desde Sepahua.

Espero la data sea de utilidad, por cualquier consulta me mandan un mensaje vía Facebook a la pagina PROVENZANI DIARIO - DE BICICLETA. 

14/10/13

Ecuador, improvisando caminos

Postal de bienvenida a Ecuador desde Tulcán

Este país empezó con el final del anterior. Habiendo transitado los últimos 3 días de paro agrario nacional en Colombia, a ultima hora del jueves 29 de Agosto, crucé el puente Internacional Rumichaca, y entré a la ciudad de Tulcán ubicado casi sobre la frontera Ecuatoriana. Ya atardecía y llegué a la estación de mis amigos los bomberos, cené, me pegué una de las mejores duchas calientes del viaje, y cerré la jornada en paz. 
Al despertar regresé al ruedo e hice mis primeros buenos kilómetros en este país  recorriendo 130 hasta la ciudad de Ibarra, donde descansé junto a la Laguna de Yahuarcocha. Allí  ya estando un poco cansado decidí quedarme 2 días luego de la invitación de mi amigo Everth Trejo para recuperar el cuerpo en la Estación de Bomberos  y seguir viaje. Para mi sorpresa, mi anfitrión Everth es entrenador de perros y amigos de mi paisano Jorge “El Bocha” Ceballos, que ya es conocido a nivel mundial por dar entrenamiento a perros de rescate. Debo decir que siempre es un orgullo escuchar buenas cosas de un paisano, en especial alguien a quien uno conoce personalmente.

La cabra preparada para un poco de entrenamiento con los perros

 Aproveché a hacer algunas averiguaciones en cuanto a lugares para visitar y fuí alimentando dudas de algunos itinerarios alternativos que ocupaban mi cabeza. También  a esta altura tenía decidido ir ganando terreno para sumarme a otros compas que venían mas abajo, pero eso requería de mucho esfuerzo físico y pasar de largo lugares, por lo que iba evaluando la situación poco a poco.
Luego de mi excelente descanso en Ibarra, pasé por la tradicional ciudad de Otavalo, donde todos los sábados acontece uno de los mercados de artesanías mas grandes del país  Convencido de que era una ciudad pequeña y dedicada a las artesanías, me llevé un poco una sorpresa al ver una ciudad completamente desarrollada, y con artesanías que incluían hasta bufandas del Fútbol Club Barcelona con una inscripción de “Messi” en ellas. Si bien no era Sábado  quería nutrirme un poco de la esencia local, pero al estar de paso eso no podía percibirlo. No por esto desmerezco el progreso de la ciudad y hasta me alegro que lo sigan haciendo. Di una vuelta por la plaza principal, luego la Plaza de los Ponchos y desde allí regrese a la Panamericana para ir rumbo a Cayambe.


La mitad del mundo en Sudamérica

Allí esta el reloj solar que hace de monumento a la Mitad del mundo (aunque hay otro fuera de lugar mas cerca de Quito) atendido por la gente del proyecto Quitzato, un emprendimiento de carácter académico dedicado al estudio astronómico de generaciones anteriores. Ese día descansé en la ciudad de Cayambe, y luego hice mi pasada por el monumento mencionado antes de ir hacia la ciudad de Tumbaco, a unos 20 km de la ciudad de Quito. Un suburbio de casas de fin de semana que poco a poco va volviéndose parte de la gran ciudad. A la altura del pueblo de “El Quinche” me subí  a una ruta alternativa que recorre la antigua vía del tren. La misma se utiliza mucho para el Mountain Bike, especialmente en el tramo cercano a la ciudad de Quito. La misma me llevaría a Tumbaco, donde funciona la Casa del Ciclista de Santiago Lara. La única data con la que no contaba era que no llovía hace varios meses y la cantidad de tierra suelta en la ruta la hizo agotadora. Unos 30 cm de tierra suelta hacia que en sectores se hunda la bicicleta en medio de la nada misma, obligándome a caminar junto a ella hasta pasar ese tramo. Así se fuE sucediendo la ruta hasta que mi fastidio me hizo entrar en razón, regresé en un cruce a la Panamericana y previo sacudón  de los kilos de tierra que me habían “empanizado” el cuerpo, y una Coca Cola helada de litro, hice los últimos pasos y me ubiqué en la famosa Casa del Ciclista de Santiago Lara. 

Antigua ruta del tren hacia Tumbaco desde "El Quinche"

Entendiendo a mi necesidad de descansar y hacerle un service a mi queridisma Cabrita (mi bicicleta), me entregué un poco a la situación familiar de la casa de Santiago Lara, donde hace 23 años junto a sus dos hijas y esposa reciben a los cicloturistas del mundo para compartir comidas, historias, anécdotas y mucho mas. Al principio seguía en la rosca de moverme rápido, y hacia mis investigaciones diarias en internet para ver como seguiría. Poco a poco fue llegando gente nueva, se iba la vieja y quedé como anfitrión de la casa. Ese papel requería explicar las reglas de la casa a los nuevos viajeros, ubicarlos e instantáneamente hacer nuevas amistades. Así empecé a disfrutar mucho de recibir a la gente y de formar parte de una familia que me había adoptado como uno mas.

De izq a der: Tincho, Juan Manuel, yo, Santiago Lara, Ana Lucia Lara, Irene, Mica Lara

 Los días en Tumbaco se sucedieron entre desayunos y almuerzos suculentos, y algún que otro asadito nocturno para satisfacer el vicio Argentino que venía pidiendo auxilio hace rato. También tuve algunos encuentros fortuitos, en los cuales fui conociendo nueva gente que motivaría mi cambio de planes. Andy (Escocia) volvía a las rutas luego de un accidente donde quebró su clavícula,  Tincho e Irene (Argentina) comenzaban un nuevo viaje juntos hacia el Norte, mi amigo Irlandés Billy me alcanzo y compartimos una visita a la ciudad de Quito y Kim (Korea) junto a sus gemelos de 6 años hicieron su paso luego de comenzar su 4to año en ruta. Las charlas interminables ocuparon los días que parecían pasar cada vez mas rápido.

Kim (Korea) y los gemelos, un encuentro fortuito y de gran aprendizaje

En una reunión nocturna a la que fuí invitado por Ana Carolina (hija de Santiago) y su novio Camilo, conocí a Santiago Salazar, un guía de ecoturismo especializado en Avistamiento de Fauna. El me relaciono con la Comunidad Anangu, quienes gerencian hace 23 años un proyecto de Turismo Comunitario llamado Napo Wildlife Center, y hace unos 2 años comenzaron uno llamado Yasuní Ecolodge. Esa semana tuve una entrevista con ellos y fui invitado a pasar 3 días en la comunidad, aprendiendo sobre su cultura y conociendo la Selva desde sus profundidades. Todo esto sumado a mis extensas vacaciones en la Casa del Ciclista me alejaron del plan original que era  llegar a la misma, descansar 2 o 3 días y seguir viaje.
Así luego de casi dos semana emprendí un nuevo camino hacia la selva, bajando al Puerto de Francisco de Orellana, o mas popularmente llamado “El Coca” donde me encontraría con la gente de la Comunidad. Allí también aprovecharía para seguir viaje hacia la frontera vía el Río Napo, para cerrar el capitulo Ecuador de manera un poco prematura, pero con un plan muy diferente al original. Cambié los km que me faltaban sobre la Cordillera por la navegación de los Ríos  algo que me alejo un poco del viaje en bicicleta, pero me regalo nuevos aprendizajes, días de descanso y juntar pilas para los próximos desafíos. Luego de remontar el Amazonas volveré duro al pedal para llenarme de cultura Andina en la Sierra Peruana y los altos Bolivianos.

Yasuní Kichwa Ecolodge

El Martes 17 por la mañana deje mi bicicleta en el cuartel Militar del Coca, donde el mayor Luis Larrea y su suboficial Gabriel Altamirano me permitieron descansar a mi llegada y donde descansaría por 3 días la cabrita. Hice un pequeño video que muestro a continuación con un pequeño resumen de lo que fue mi pasada por el Yasuní Ecolodge.

Ceibos centenarios en Parque Nacional Yasuní

Los 3 días transcurrieron con avistamiento de flora y fauna, senderos, remo de canoa en los brazos internos de la Reserva, comidas típicas (hasta gusanos de Chonta), amanecer con una Wayusada (hierba energizante natural) como lo hacían los ancestros y la comprensión de una cultura que no esta siendo solamente mantenida sino recuperada, mediante la comprensión de la misma como un capital invalorable de la comunidad, y para la cual debe hacerse un gran esfuerzo para mantenerla y pasarla de generación en generación.

A continuación pueden ver un pequeño video que edité sobre mi visita al Yasuní Kichwa Ecolodge...



Muy satisfecho emprendí camino de regreso al Coca para tomar mi bicicleta, subirla ya a uno de los barcos de Turno, y seguir camino hacia el pequeño poblado de Nuevo Rocafuerte, en la frontera con Perú  Sin dudas me quedo en deuda con Ecuador, pero volveré pronto, de eso estoy seguro. Los dejo con la siguiente reflexión:

"LA TIERRA NO LA RECIBIMOS EN HERENCIA DE NUESTROS PADRES, LA HEMOS TOMADO PRESTADA DE NUESTROS HIJOS"  

Los últimos pasos de Ecuador y los comienzos  de Perú  los describo en el especial “Un viaje x la Amazonia con bicicleta”, abrazos!!!