Sin dudas
el mayor impedimento de un viaje en barco es llevar una bicicleta con 50 kilos
de carga encima. Es lejos una de las peores herramientas de negociación, pero como siempre sigue siendo un gran pasaporte de esfuerzo y buena voluntad. A lo largo del viaje, me lo fué demostrando una vez mas. El rebusque del viajero siempre regala
alguna alternativa para hacerlo, y creo que valió la pena. Así fue la cosa...
Subiendo a la cabra al techo del barco
A mi
regreso al Puerto de Coca desde el Yasuní Kichwa Ecolodge me toco buscar las
lanchas que salen a diario hacia Nuevo Rocafuerte, el pueblo fronterizo donde
se hace el tramite migratorio y se buscan los próximos aventones del viaje. Casi a diario hay viajes en unas
lanchas de unos 20 metros con casi 60 personas a bordo, que tardan unas 10
horas en llegar a destino. Van parando en cada comunidad y pueblito descargando
mercadería, e intentando recoger nuevos pasajeros cuando se liberan lugares.
Este tipo de simplezas son lo mas original de este tipo de viajes, y muchas
veces la cotidianidad de la gente resulta casi una aventura para uno. Así, luego de 12 horas de navegación del Río
Napo llegué al poblado de Nuevo Rocafuerte. Me había encontrado con otros dos
Argentinos en el barco (Cristian y Emanuel), con quienes hice equipo para la
búsqueda de los próximos tramos. Encontramos una hostería bastante piola donde
cenar y descansar para luego conectar el resto del viaje. El barco que hacia el
viaje Coca – Iquitos directo se canceló por falta de gente, por lo que hubo que
comenzar a buscar las diferentes alternativas para hacer el cruce.
Cruzando desde Nuevo Rocafuerte a Pantoja, vía Yaku Warmi
Al otro día
ya un poco más pila salimos en búsqueda de algunos de nuestros contactos, un
poco de información de blogs leídos y otros pasados por amigos. Por mi parte
tenia el dato de Manuel Coquinche, un local que esta a la cabeza de un proyecto
llamado Yaku Warmi, ubicado en la comunidad Kichwa Martinica. El proyecto
apunta a hacer Turismo Comunitario y ya hace unos 6 años que lo vienen
desarrollando con mucho esfuerzo personal y de otros socios. Al encontrarlo, el
se ofreció a llevarnos a su reserva para conocerla. Luego él nos llevaría hacia
Pantoja, el punto de inicio del lado Peruano, y desde donde se debe encontrar
la manera de llegar a Iquitos. Sin dudarlo, por la tarde subimos nuestro
equipaje a su canoa y salimos lentamente hacia la reserva. Como ya hicimos
nuestro tramite migratorio antes de partir, estuvimos por un día en “La Tierra
del Nunca Jamas” ya que teníamos salida de Ecuador, pero entrada a ningún
lado!!! Una vez en la reserva
compartimos historias, jugué con los niños de Manuel (Richard, Eddy, y Honey) y
disfrutamos de un atardecer espectacular a la vera del Aguarico, uno de los
brazos que alimentan el Río Napo.
También cenamos exquisitas combinaciones de pesca del día y plátano verde, en manos de la
esposa de Manuel.
Pesca fresca y plátano verde machacado
Para
cualquiera que requiera de hacer este cruce (Nuevo Rocafuerte – Pantoja),
recomiendo comunicarse con Manuel y conocer previo a llegar a Pantoja un
proyecto que esta trabajando duro para mantener la cultura local, y que permite
conocer la Selva desde lo mas profundo. Entre sus atractivos mas populares
están los delfines rosados (por el que el proyecto lleva el nombre de Yaku Warmi o "mujer del agua") y grises que se acercan al muelle con la cotidianidad
de cualquier vecino a saludar y ver si tienen algún resto de pescado para
ofrecerles. También desde la reserva están en contacto con gente de Pantoja,
que puede informarles si ya han llegado los barcos de carga que usualmente
hacen las veces de transporte a Iquitos y que por su poca constancia, es
preferible no perderlo si el mismo esta disponible. Para quienes quieran
contactar a Manuel la info es la siguiente:
MANUEL
COQUINCHE – PROYECTO COMUNITARIO YAKU WARMI
Telefono
Fijo 062382226
Movil
0993104290
Luego de
despedirnos de Manuel y su familia, su hermano nos acerco a la ciudad Peruana
fronteriza de Pantoja, la cual requiere un capitulo aparte en nuestra novela.
Fueron 6 días de risas y llantos, una montana rusa emocional para quien busque
unir destinos en tiempos reales. Pantoja es un pequeño poblado, donde su
mayoría es de la etnia Kichwa y algunos otros que se mezclaron con el tiempo.
Hay una gran base militar al lado del poblado, desde la cual cada tarde se ven
salir a los futuros soldados a correr por el pueblo cantando sus canciones de
rutina. Yo venia leyendo el clásico de Mario Vargas Llosa “Pantaleón y las
Visitadoras” el cual no pudo haber sido mas exacto para la época del viaje, con
su protagonista el Capitán Pantaleón Pantoja y yendo en dirección a Iquitos, donde se desarrolla dicha novela.
Cartel de llegada, auspiciado por Movistar, CUAC!!!
"Peque Peques" madrugando
Al llegar a
Pantoja, el peque peque nos dejo en el muelle desde donde parten todos los
locales a hacer su “chamba” diaria, sea en el monte, en el agua o en sus
chacras en la vera del Río. Las chacras son otorgadas por la comunidad a
quienes lo requieran, por lo que todos tienen la posibilidad de sembrar y cultivar parte
de sus alimentos.
La glorieta del trabajo en Pantoja, una ironía total
Al llegar desembarcamos nuestros bultos y caímos a la “Glorieta
del Trabajo”, una especie de sede de los vagos y curiosos del pueblo que
conocen vida y obra de quien se asome. Justo en frente queda el Hostal
Municipal, donde al fondo pude ver a Pete y a Lynn, dos ingleses que había
conocido en el puerto de Coca la semana anterior, previo a partir al Yasuní Ecolodge. Me acerque a saludarlos y ahí conocí a Ronald, el que dirige el
Hostal, quien obviamente me invitó a alojarme allí. Entendiendo nuestro
bolsillo delgado, la mejor oferta era montar la carpa en una glorieta en la
parte trasera del Hostal, donde quedábamos protegidos de la lluvia y nos
incluía el uso del baño comunitario por la módica suma de 5 soles o 2 usd cada
uno. Nos resulto mas que decente la propuesta, por lo que armamos nuestras
casas y comenzamos a indagar cuales eran los pasos a seguir para continuar el
viaje hacia Iquitos. Al parecer la “lancha” (barco de carga) llegaría “mañana” por lo que lo mejor era simplemente disfrutar de un lindo día y esperar a que
llegue nuestro próximo aventón.
Atardeceres de Río en Pantoja
Como si
fuéramos protagonistas de la película “El día de la marmota”, cada día se
sucedía de la misma manera: despertábamos temprano con los cantos de los gallos
y demás pájaros (uno de los gallos cantaba a las 3 am el muy hdp),
desayunábamos algo liviano o bien íbamos a lo de Doña Leustenia a comer uno
bien poderoso. La “doñita” como la apodamos, tiene un precio módico de 5 soles
por cualquier comida, sea el desayuno, almuerzo o cena. En general, esta en su
hamaca al frente de su negocio, que no es mas que el comedor de su casa que
abrió hacia la vereda. Generalmente parece que le molesta que uno vaya a consumir
a su local, pero al parecer con el correr del tiempo no la vimos mutar bajo
ninguna condición, sea por nosotros u otra gente. La dieta no se modifica
mucho: un montón de arroz, algo de ensalada o salsa y un pedazo de alguna carne
o huevos si es el desayuno. Luego de esto seguíamos indagando ante nuestra
incredulidad insaciable sobre otras posibilidades para seguir viaje, pero el
tema era claro: debíamos esperar la lancha. Apareció una posibilidad, donde nos ofrecieron un viaje en “peque peque”
hasta Santa Clotilde, un pueblo a mitad de camino con Iquitos, por módicos 400
U$D!!! Ante nuestro asombro e indignación por una suma ridícula, entendimos que
debíamos esperar la bendita lancha. Así vimos los días pasar, caminando el
pueblo, consultando a la gente, y gastando atardeceres en la entrada del
destacamento militar donde salían las mejores fotos.
La llegada del WALTER JUNIOR, un momento esperado
Luego de
varios días aparece un barco de aspecto peculiar, el cual nos describieron como
“La Lancha”. HABÍA LLEGADO!!! Ante la gran noticia celebramos con una
comilona en lo de la doñita y comenzamos a soñar con nuestro éxodo de Pantoja,
lugar que nos regalo tardes interminables de bromas de alto contenido irónico.
Nuestros compas Lynn y Pete estaban muy contentos con su vida en Pantoja, y
para nuestro asombro, hasta habían considerado dejar pasar este barco y tomar
el próximo.
Una terraza llena de hamacas protegida por nylon fue nuestra humilde morada
De cualquier manera, luego de que carguen durante 2 días el “Walter
Junior”, salimos rumbo a Iquitos el siguiente equipo: Pete y Lynn (Inglaterra)
y Emanuel, Cristian y yo, Argentos los 3. El día previo a la partida llegaron
Belén y Martin, también de la tierra del Río de la Plata. Un equipo de 7 bien sólido y armado, salimos a navegar el Río Napo, parando en cuanto lugar se asomara
un alma que intentaba enviar su encomienda a Iquitos. Al parecer estas lanchas
suben y bajan el Río una vez al mes, por lo que tuvimos una relativa “suerte”
bastante importante. Las cargas comenzaron con unos pocos racimos de plátanos,
dos vacas, un cerdo, y algunas gallinas. Con el paso de los días, los plátanos
desbordaban el barco, las vacas sumaban 10, los cerdos 12, las gallinas en
cantidades industriales, y se sumaron patos y tortugas. Poco a poco se fue
sumando mas gente también, pero el “gringo repelente” hacia que nuestra
cubierta se mantenga bastante holgada de lugar, hasta la ultima noche en que
debimos dormir todos casi abrazados por la cercanía uno al otro. El WALTER
JUNIOR fue una experiencia muy interesante, sin nombrar todos los animales que
nos fueron ofrecidos en las paradas en las comunidades, en especial crías de
monos. Al parecer algún idiota ha comprado uno al paso y quedó la idea de que a
los extranjeros (o gringos) les gusta comprar animales de la selva.
Capitán Tulipán arreglando la Correa del motor del barco con un cable de bicicleta: TRUE STORY
De izq a derecha: Emanuel, Yo, Martín, Belén, Cristian, Lynn, y Pete
La lancha
tardó lo prometido por su capitán el Sr. Tulipán (su nombre REAL): en 3 días llegaríamos
a Mazán, ciudad previa a Iquitos donde uno puede bajar, cruzar un estrecho y
quedar a tan solo 45 minutos de un deslizador rápido que se toma en el
Varadero. Se puede cruzar tanto caminando, en motocarga, o en bicicleta, como
quien les escribe. Si uno permanece en el barco, la vuelta hasta Iquitos dura
un día adicional, por lo que queda a gusto y placer de cada uno. En mi caso ni
lo dude, ya que planeaba volver a pedalear lo antes posible, y todavía me
quedaba el barco a Pucallpa, donde luego de contactar a mi compa el Bicinator
que venia mas al sur, decidiría como seguiría mi camino. Nos despedimos de Pete
y Lynn y deseamos buenos tiempos para su viaje, y los 5 Argentos salimos camino
a Iquitos para hacer el nuevo estudio de mercado. Ellos 4 se iban a Yurimaguas,
y en mi caso partía hacia Pucallpa, que queda un poco mas al sur remontando los
Ríos Amazonas y Ucayali. Una vez ubicados todos fuimos hacia la Plaza de Armas
de Iquitos a hacer los quehaceres del viajero, como cambiar dinero y comunicar
el paradero a los seres queridos.
Listo para el próximo tirón en el puerto de Mazán
Iquitos es
una ciudad portuaria donde confluyen múltiples barcos, que remontan hacia el
Perú hacia Yurimaguas y Pucallpa, o bien siguen la corriente del Amazonas hacia
Leticia en Colombia, o múltiples paradas del lado Brasilero. Hay dos cosas para
hacer en Iquitos: comprar uno de los múltiples tours que te intentan vender a
comunidades Indígenas, o quedarte de fiesta y conseguir cosas que en otros
lugares son difíciles de conseguir y mucho mas caras. En mi caso habían varias
motivaciones que me invitaban a seguir: Quería volver a pedalear, ya había
visto buenos emprendimientos en la selva bien manejados y salvajes, y no me
interesaba mucho ir a sacarme la cabeza a un bar, nos esta para nada en los
cánones de mi viaje. Sumado a eso, al bajar en Mazan me ofrecieron una cría de
Oso Perezozo que me partió el alma, y que me lleno de rabia ya que yo siquiera
había podido ver uno en su entorno natural. No dudo que alguna de las reservas
y proyectos de rehabilitación para animales que hay en Iquitos no sean
interesantes, pero estaba listo para seguir.
Los colores de la empresa Henry son imposibles de no reconocer
Con todo esto, no dude mucho en buscar mi
próximo aventón, en un barco de la empresa Henry, que salen de su propio
embarcadero, camino al puerto de Masusa. Esta a unas cuantas cuadras del Puerto
de Productores, a donde llegan los deslizadores desde Mazan. Los 42 grados de
calor también ayudan a que la caminata se haga un poco mas pesada y reafirmes
tus ganas de partir. Una vez el barco monte mi hamaca, y me dispuse a partir,
como lo había prometido el capitán del barco, y para lo que había acortado mi
visita a la ciudad. En una celebración de la impuntualidad total, el barco no
solo no salio a horario sino que traslado su salida al otro día, con lo cual no
tuve mas que hamacarme y leer los múltiples libros que había preparado para
toda esta gira de barcos. Para mi suerte, al lado mio había un Peruano super
buena onda, que oriundo de Pucallpa, me ubico bastante en los próximos destinos
y nos colaboramos con el cuidado de nuestras cosas. Samuel, había viajado mucho
por trabajo, por lo que compartimos interminables charlas a lo largo de 5 días,
uno de espera y el resto de navegación.
Las hamacas pueden llegar a ser 200 en un mismo piso
El sistema
en la lancha es bastante sencillo: Un primer piso de carga, un segundo piso de
pasajeros donde esta la cocina y una buena parte de los baños, y un tercer
piso que en este caso dedicaron exclusivamente a una delegación que viajaba a
la ciudad de Costamana. Por la mañana temprano alguno que soñaba con que era
DJ prendía su celular o reproductor musical y arrancaban los especiales
matutinos, con los cuales uno no tenia mas remedio que abrir los ojos e ir a
buscar el Arroz con Leche que temprano preparaban de desayuno. Luego uno volvía
a la hamaca, y seguía el descanso con el movimiento del barco, intercalando
siestas con charlas y largas sesiones de lectura. Al mediodía a buscar el almuerzo,
y por la tarde una sopa. Es fundamental tener tu propio plato, o tupper, mas
recomendable este ultimo. Otro fundamental es el agua y el papel higiénico,
pero en las múltiples paradas unos cuantos vendedores suben corriendo a vender
su mercancía al barco, por lo cual con el correr de los días puede uno ir
surtiéndose de cosas. Tratar de mantenerse en buen plan con el resto de la
gente del barco es fundamental, y sobretodo cuidar bien de tus cosas, ya que no
es noticia que algún pillo se apodere de tus pertenencias mientras dormís. En los baños hay inodoros y duchas al mismo
tiempo, por lo cual si la extrema limpieza e higiene es tu requisito, te vas a
pasar 4 días sin ducha, te lo aseguro. En mi caso ya la vida mas warrior me
permitió el aseo diario!!!
Con mi pata "El Huicho"
Al llegar a
Pucallpa, mi compa Samuel me invito a conocer su familia, y me permitió
conectarme a internet en casa de sus padres para poder contactar a mi compa y
así poder decidir si me subía a las sierras o seguía hacia la base del Urubamba
para ganar unos días para alcanzarlo. Así fue que conocí al “Huicho”, el dueño
de unas lanchas rápidas llamadas MACHI O JOEL, que viajan desde Pucallpa hacia
Atalaya y Sepahua. Con el me organice para los próximos días y me fui a
descansar a casa de Samuel, quien me invito a pasar la noche en su casa, junto
con su esposa e hijos. Allí seguimos la gira de charlas, Y aproveche a darme una
buena ducha en un baño normal.
Camino a Atalaya a bordo del Machi
A las 3 am
Salí rumbo al puerto, donde seguiría mi recorrido de los Ríos en Perú, esta vez
por un día y medio hasta Atalaya, y luego otro día hasta Sepahua. Pase las
noches durmiendo en la tranquilidad del Río sobre los barcos, e hice nuevas
amistades mientras se sucedían los viajes. Fui constantemente el único
extranjero por lo tanto me gane el apodo de “el gringo” hasta mi llegada a
Sepahua. Sepahua tenia un aderezo especial. Solamente se puede llegar por
barco, por lo que si no conseguía barcos para seguir mi ruta, estaba bien
fregado. Con la estrella que me acompañan, el barco que necesitaba estaba parado al lado del
MACHI mientras bajábamos la carga al llegar, y fueron ellos (empresa SHAOLIN)
quienes 2 días después me llevaron hasta Camisea, un poco mas río arriba sobre
el bajo Urubamba. En Sepahua mi amigo el Huicho me conectó con Ronald, el
dueño del restaurant Kanton. Fuí adoptado por el y su flia por el día, y le di
una pequeña mano en la construcción de una casita de madera que tenia
pendiente. Entre sus fabulosos gestos, estuvo el de hacerme probar un filete de
DONCELLA, una de las especies de peces grandes que todavía se pueden conseguir
en esta zona. Tanto al HUICHO como a RONALD, un GRACIAS gigante como su
generosidad, espero poder ser reciproco en un futuro no tan lejano.
En Sepahua
hay una mistura de diferentes etnias, como la Yaminahua, los Piros, y los Machigengas.
Ocasionalmente puede uno conseguir consultar un chamán o bien sentarse a hablar
con las ultimas generaciones antes de la pisada del hombre blanco, pero sin
dudas todo esto requiere de dedicación, y tiempos prolongados en la comunidad.
En la Casa del Artesano me comentaron un poco sobre su
cultura, y las acciones que estaban llevando a cabo para mantener algunos
valores como las artesanías, y cultivo de productos.
Comiendo un filet de Doncella con mi amigo Ronald y esposa
Camino al Pongo de Mainique
Listo
Sepahua, Salí rumbo a Camisea, donde habita la etnia Machigenga. Todo el Río esta poblado por diferentes etnias, que ya ordenadas y en algunos casos mezcladas
entre si con otras río arriba o abajo, viven en Organizaciones llamadas
Comunidades Nativas. Allí hay un jefe, quien negocia con todo extranjero que se
acerque a sus tierras. En esta zona, las empresas de Gas y Petroleras deben
hacer sus “buenas acciones” en devolución de su explotación del lugar, por lo
que casi todas las Comunidades son bastante prosperas y hay empleo de sobra. Se
mantiene la lengua y algunas costumbres, pero se nota como el contacto con el
mundo civilizado va obligando al esfuerzo por mantener viejas costumbres y hábitos. Al llegar a Camisea, me sume a un grupete que venia a trabajar en la construcción y refacción de algunas casas y arregle mi próximo aventón, con un
barco “PONGUERO”, que se diferencian de los otros botes por ser de madera y
tener la proa levantada para cortar y surcar mejor el Río.
Se angosta el Río camino al Pongo y empieza a caer agua de las paredes del cañón
Retrato en el ultimo viaje
Camisea fue mi ultima parada antes de volver al pedal. Un viaje de unas 6 horas hasta Ivochote me regalaron un viaje de película. El Río se angosto, las paredes subieron 30 mts, comenzaron a caer hilos de agua al Río, y navegamos a través del Pongo de Mainique. El Pongo es un cañón donde el Río trae una correntada que solo saben atravesar los locales en sus "pongueros" y que en Verano (Diciembre, Enero y Febrero) se cobra el barco de varios Pongueros que no logran atravesar debido a la corriente. Un cierre de lujo me dejo en el pequeño poblado de Ivochote para comenzar mi aventura ciclista nuevamente!!!
Resumen de los barcos para recorrer Desde Coca (Ecuador) hasta Ivochote, Bajo Urubamba (Peru)
Desde Coca hasta Nuevo Rocafuerte: Todos los días viajan diferentes cooperativas en barcos que llevan hasta 60 pasajeros. Frente a la capitanía de puerto hay una oficina desde donde venden los tickets. Cuesta 15 U$D el viaje.
Desde Nuevo Rocafuerte (frontera Ecuador) hasta Pantoja (Peru): Múltiples personas en sus peque peques pueden llevarte en un viaje que dura una hora. Un precio normal serian 10 U$D por persona en barcos de hasta 6 personas. El problema se da cuando quieren practicar el conocido "abuso al turista" y quizás quieran cobrarte mas. Si te quedas en el Muelle y consultas con los locales, seguro alguien que vaya para ese lado, sobretodo porque los bienes ecuatorianos son bien preciados en el lado Peruano. Yo recomiendo contactar a Manuel Coquinche, cuyos datos publique mas arriba. Esta a cargo del proyecto Yaku Warmi, y vale la pena hacer una parada antes de cruzar al poblado de Pantoja).
Desde Pantoja a Mazan o Iquitos: Esta es la parte mas complicada, porque ningún barco hace la ruta. No hay muchas opciones disponibles, mas que esperar que un barco de carga visite el pueblo, con frecuencia estimada de una vez al mes. El costo varía entre 70 y 100 soles e incluye 3 comidas BÁSICAS al día. Si gustaras como yo de ahorrar un día de navegación, es posible bajarse en el poblado de Mazan, cruzar un estrecho por 3 soles en motocarga (o pedaleando) y tomar un deslizador rápido a Iquitos, que en 45 minutos te deja en el Puerto de Productores por entre 12 a 15 soles.
Desde Iquitos a Pucallpa: Las empresas HENRY y EDUARDO hacen esta ruta hacia arriba y abajo. El servicio ofrecido puede ser en camarote o en hamaca según tus preferencias. la hamaca cuesta entre 70 y 100 soles de acuerdo a la ubicación, y el camarote unos 150 soles. Es muy factible que te digan que sale a un horario y salga antes o al otro día, esa es la falla mas grave. Yo personalmente viaje con el DON SEGUNDO de la EMPRESA HENRY, el cual no deslumbra por su servicio, pero con seguridad no hay mas opciones. La empresa HENRY tiene su propia muelle, y la empresa EDUARDO sale desde el puerto de Masusa.
Desde Pucallpa hasta Sepahua (vía Atalaya): Existen lanchas como las HENRY O EDUARDO, pero con otros nombres que tardan unos 4 días hasta ATALAYA. Personalmente yo ya estaba satisfecho de la experiencia LANCHA, por lo que tome un bote rápido con MACHI. La misma pertenece a ENETZOR HUICHO ZUNIGA. Lo llaman HUICHO y sus barcos son el Machi o Joel 212, y parten desde la amarra frente al reloj publico a las 3.30 am. Se lo puede contactar al #944461091.
En este caso viajan desde Pucallpa hacia Atalaya por un día y medio (frena en Bolognesi) y cuesta 140 soles. Luego otro de 1 día me llevo desde Atalaya hasta Sepahua, este tramo por unos 70 soles.
Tambien, hacen las siguientes rutas:
SEPAHUA - ATALAYA 40 SOLES
ATALAYA - SEPAHUA 70 SOLES
PUCALLPA - ATALAYA 140 SOLES
ATALAYA - PUCALLPA 130 SOLES
PUCALLPA - CONTAMANA 50 SOLES
CONTAMANA - PUCALLPA 80 SOLES
CONTAMANA - ORELLANA 30 SOLES
ORELLANA - CONTAMANA 40 SOLES
ATALAYA - PTO OCOPA 30 SOLES
PTO OCOPA - ATALAYA 50 SOLES
Desde Sepahua a Camisea: Salen 2 empresas diferentes, en dos periodos semanales. Una es el bote SHAOLIN y la otra es el transporte CHAVEZ. Te llevan hasta Camisea por unos 60/70 soles. Si no quisieras esperar en Sepahua, se puede tomar un peque por 10 soles hacia la comunidad vecina de Miaria, donde frecuentan los PONGUEROS, llamados así por el formato de sus barcos, y por ser los que cruzan el Pongo de Mainique hacia Ivochote. Con ellos también se puede arreglar el viaje derecho desde Miaria hasta Ivochote. En mis caso me llevo el SHAOLIN hasta CAMISEA.
Desde Camisea hasta Ivochote: Por lejos el viaje mas lindo de todos los tramos, dura unas 6 horas si el barco va con poca carga y recomiendo hacerlo con la siguiente persona
REINEIRO ROJAS RAMIREZ
964829293 / 984918277
Cobra 70 soles por el viaje individual y se puede alquilar el barco entero. Pueden viajar unas 25 personas, por unos $1500 soles ida y vuelta desde Camisea a Ivochote, o $2800 soles por un ida y vuelta desde Sepahua.
Espero la data sea de utilidad, por cualquier consulta me mandan un mensaje vía Facebook a la pagina PROVENZANI DIARIO - DE BICICLETA.
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